En el local Pulga y Piojo, expertos tributarios asesoran en pago de impuesto a la renta. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
El Fisco está prácticamente viviendo en los últimos meses de los impuestos, pero las necesidades del Gobierno superan a las recaudaciones.
Ecuador recauda hoy más tributos que hace nueve años y así lo muestran las cifras. En el 2015 los ingresos por este rubro sumaron USD 15 588 millones, lo que equivale al 16% del Producto Interno Bruto (PIB), casi cinco puntos más frente al 2007.
Pese a ello, este dinero no es suficiente para cubrir todo el gasto público y una prueba de ello es que el Fisco cerró el año pasado con USD 2 546 millones de deudas por pagar a proveedores, transferencias atrasadas a municipios y otros.
Los principales gastos que hoy se cubren con impuestos y otros ingresos permanentes, como tasas y contribuciones, son salarios, intereses de deuda, transferencias a municipios, bono de desarrollo humano y bienes y servicios de consumo. “Solo en esos rubros ya se agotaron los impuestos”, explica el exministro de Finanzas, Fausto Ortiz.
Por ello, gastos como el subsidio para el pago de pensiones de la seguridad social se comenzó a cubrir con deuda y desde el 2015 ya no se paga o se difirió para el futuro, dice.
Quedan por cubrir, además, obra pública, gastos en personal para inversión, etc. “Como al Gobierno se le cae los ingresos petroleros, ahora debe tomar más deuda”, acota.
Jaime Carrera, secretario del Observatorio de la Política Fiscal, considera que para que no exista este desequilibrio el tamaño del gasto público tiene que ser compatible con el tamaño de la economía y de los impuestos que genera. “Pero aquí el gasto público ha sido muy alto”, dice.
El Gobierno ha repetido que el déficit (falta de ingresos para cubrir los gastos) es producto de la inversión pública. “Aquí nadie está loco, nadie quiere vivir con eternos déficits, pero mientras salimos de la pobreza hay que invertir mucho y habrá que financiarse. El programa logrará un equilibrio fiscal en el 2018, gracias a las inversiones que hemos hecho que ya van a empezar a dar fruto”, dijo el mandatario Rafael Correa el 31 de octubre pasado.
Ortiz señala que el Gobierno no ha cambiado su modelo, pese a que el país enfrenta una nueva realidad, caracterizada por caída de los ingresos petroleros y del financiamiento.
Los USD 1 000 millones que llegaron de la firma Schlumberger como parte de un convenio petrolero y que irán al presupuesto de Petroamazonas fue prácticamente el único desembolso importante que recibió el país en el segundo semestre del año pasado.
Aunque el Gobierno espera desde diciembre pasado USD 2 500 millones de China para financiar su presupuesto, esos recursos aún no han ingresado al país. Finanzas indicó, tras una consulta de este Diario, que espera unos USD 820 millones en estos días.
Con ello, la mayoría de ingresos que este momento recibe el Fisco viene de tributos que, además, están ahora a la baja.
Luego de casi una década de crecimiento, el Gobierno enfrenta desde agosto pasado una caída que oscila entre el 8 y el 20% mensual en este rubro, según datos del Servicio de Rentas Internas (SRI).
Esta tendencia se mantuvo el mes pasado, cuando la recaudación cerró en USD 1 296,6 millones, 285 millones menos que igual mes del 2015, según información de la ejecución presupuestaria de Finanzas.
David Castellanos, director de Análisis de Actividad Económica de la consultora Multienlace, considera que la desaceleración de la economía empezó a notarse desde el segundo semestre del 2015.
El principal rubro que refleja ese “enfriamiento de la economía” es la caída del impuesto al valor agregado (IVA), que se paga en la compra de bienes y servicios, dice Castellanos.
El local de ropa Taty, en el Centro Comercial Iñaquito (CCI) de Quito, por ejemplo, experimentó una baja del 30% en ventas los dos últimos meses, dice la administradora Elizabeth Morillo. La razón: la gente es más austera a la hora de comprar, dice.
Si esa tendencia continúa, el Gobierno no podrá cumplir la meta de recaudación prevista para este año de USD 15 490 millones, que es apenas 75 millones menos que la meta del año pasado.
Esa baja podría generar “ciertas dificultadas a mediano plazo”, dice el economista Santiago Mosquera, profesor de la Universidad San Francisco de Quito.
Este año, el presupuesto estatal espera alimentarse en un 52% con ingresos tributarios. En el 2008 la participación de este rubro era del 38%.
Si bien los tributos han ido ganando terreno como fuente de financiamiento del Presupuesto, el país aún está lejos de dejar la dependencia petrolera, dice Ortiz, porque el petróleo aún contribuye al presupuesto estatal para el pago de subsidios de combustibles y de anticipos de preventas de petróleo firmadas en el pasado. “Es el mejor momento para tener precios de los derivados sin subsidios ahora que el precio está bajo”.