Ayer se firmó el contrato con la minera Ecuacorriente y en los próximos dos meses se prevé cerrar las negociaciones con Kinross e IMC. Ese fue el ofrecimiento que hizo el Gobierno ecuatoriano ante un centenar de personas que asistieron al salón 206B, en el escenario de la feria minera más importante del mundo que se realiza en Toronto, Canadá.
Al evento, que empezó a las 14:15, asistieron funcionarios de los ministerios de Sectores Estratégicos, Ambiente, Recursos no Renovables, de la Empresa Nacional Minera (Enami), así como representantes de empresas mineras que operan en Ecuador e interesados en invertir en el país.
El mensaje fue claro: al Ecuador le interesa la inversión extranjera siempre y cuando cumpla con una regla de oro, que además está en la Constitución, es decir, dejar al Estado al menos el 52% de la renta minera.
El Gobierno reconoció que esa carga impositiva puede ser vista como una limitación para la inversión extranjera, pero hay que ver el contrato en su conjunto, dijo Andrés Donoso, quien formó parte del equipo negociador del contrato con Ecuacorriente.
Un 52% de carga impositiva, que es la más alta en el mundo, “no sería la mejor carta de presentación ante los inversionistas, pero el contrato global sí es atractivo, a tal punto que hoy lo estamos firmando en Quito”, aseguró Donoso en respuesta a un asistente del auditorio.
El tema tributario fue el más comentado por parte de los asistentes al encuentro, ya que en la industria minera no existe el impuesto por “ajuste soberano” para cumplir el 52% de renta minera que demanda el Gobierno.
A los presentes en el evento les resultó complicado entender la fórmula que se aplicará en el contrato con Ecuacorriente. Saben que estará en función de cinco variables y que cada una tiene un porcentaje, pero sus aplicaciones son una incertidumbre, al igual que el pago del anticipo de las regalías, a través del cual el Régimen obtendrá USD 100 millones, solo de Ecuacorriente.
La pregunta que se hacían entre empresarios era cómo una empresa pequeña o júnior podrá hacer frente a esa exigencia. Para eso necesitará levantar más fondos en el exterior, lo cual le hace más costosa la operación. Y hay que tomar en cuenta que la mayoría de empresas que operan en el Ecuador son pequeñas.
Ecuacorriente o Kinross juegan en las grandes ligas y tienen el capital para hacer frente a esas exigencias, pero el problema será mayor para las más pequeñas.
En todo caso, Santiago Yépez, presidente de la Cámara de Minería, dijo que el escenario minero en Ecuador está ahora más claro y que las empresas que estaban en etapa de exploración ya han podido reanudar sus operaciones luego de que se suspendió la actividad por el Mandato Minero y la nueva Ley de Minería.
Para tranquilizar a los inversionistas, Patricio Machado, asesor del Ministerio de Recursos Naturales No Renovables, dijo que habrá un “factor de corrección”, que se aplicará cuando se modifiquen las normas tributarias o se cambien las reglas del juego.