Listos para evacuar la energía del Coca-Codo

La subestación El Inga está ubicada en el sur oriente de Quito. Foto: Paúl Rivas / El Comercio

La subestación El Inga está ubicada en el sur oriente de Quito. Foto: Paúl Rivas / El Comercio

La subestación El Inga está ubicada en el sur oriente de Quito. Foto: Paúl Rivas / El Comercio

La línea de transmisión de 500 kilovoltios (kV) que conectará la Central Hidroeléctrica Coca-Codo Sinclair con la subestación de El Inga, al nororiente de Quito, está lista.

El vicepresidente de la República, Jorge Glas, junto con el ministro de Electricidad, Esteban Albornoz, y el ministro de Sectores Estratégicos, Rafael Poveda, visitaron la subestación de 17 hectáreas, a pocos kilómetros del relleno sanitario de la capital.

En medio de cámaras, funcionarios y trabajadores, Glas habilitó tres transformadores de 500 kV de voltaje de la subestación de El Inga, que está lista para recibir la energía de la Central Coca-Codo Sinclair y distribuirla en Quito y las provincias de Carchi e Imbabura, en una primera etapa.

La subestación El Inga está llena de torres, transformadores, cables gruesos, reactores y equipos para repartir la gran cantidad de energía eléctrica que llegará cuando comience la operación del Coca-Codo, en febrero próximo, cuya potencia es de 1 500 megavatios.

“Con esto completamos el proceso. Comenzamos generando en el Coca-Codo Sinclair y esa energía la transmitimos a través de la línea de 500 000 voltios. En El Inga cambiamos las condiciones eléctricas para que pueda ser distribuida”, dijo Albornoz.

Una línea de transmisión es como una carretera por donde circula la energía. Hasta el año pasado, el país solo disponía de líneas de transmisión de hasta 230 kV, pero para evacuar la energía del Coca-Codo se requería una superautopista de 500 kV. En el tramo de 140 kilómetros hasta Quito está lista y en etapa de pruebas.

Una segunda fase de esta nueva línea se conectará con la estación Santa Rosa, al sur de Quito. Desde ahí bajará por la serranía hasta la subestación de Tisaleo en Tungurahua y luego cruzará la cordillera para llegar a la subestación de Chorrillo, cerca de Guayaquil.

En total, esta nueva línea tendrá 600 kilómetros y se prevé concluirla en junio próximo.

Las torres de esta nueva línea tienen 50 metros de altura, cerca de 5 metros de ancho y pesan unas 30 toneladas.

El costo total de esta línea de transmisión es de USD 670 millones y fue financiada con un crédito chino. El proyecto además incluye una segunda línea de 230 kV que transporta la energía desde la Central Sopladora, en Azuay, hasta Guayaquil.

Esta línea ya está concluida, dijo Albornoz. “Es el nodo que une Coca-Codo Sinclair con el país, pero además es fundamental para exportar energía con Colombia”.

Por su parte, Poveda destacó la magnitud de la obra e indicó que la subestación El Inga ofrecerá una mayor confiabilidad para el suministro de energía en Quito y el norte del país.

El funcionario reconoció, sin embargo, que ha habido algunos problemas en la construcción de otras centrales hidroeléctricas como el Toachi-Pilatón. Sobre esta última comentó que en los próximos días viajará a Rusia una delegación para firmar un alcance del contrato de financiamiento con la firma Inter Rao de ese país, que es la encargada de la provisión de los equipos electromecánicos de la central. “En estos días está viajando una delegación a Rusia para firmar una adenda al contrato de financiamiento”.

El representante de la comunidad de El Inga, Fabián Alquinga, también formó parte de la visita técnica a la subestación. Espera que con la finalización de la obra y la salida de los contratistas, los habitantes sean contratados para otros servicios con el fin de que no pierdan sus empleos. Asimismo dijo que la comunidad requiere el equipamiento del dispensario médico y la mejora de la escuela, además de que se les provea de transporte público que hasta la fecha no lo tienen.

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