En la casa de Esteban Ortiz, su empleada, Janeth Albacura, usa la cocina a inducción. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO
La continuidad del incentivo tarifario o subsidio, que otorga el Gobierno a las personas que utilizan cocinas de inducción, duchas o calefones eléctricos, se encuentra en análisis, informó a este Diario el Ministerio de Energía y Recursos Naturales no Renovables.
Este beneficio, que es parte del Programa de Eficiencia Energética, permite que quienes usan cocinas de inducción no paguen en las planillas de luz por el consumo de hasta 80 kilovatios por hora (kWh) al mes. En el caso de sistemas de calentamiento de agua (duchas o calefones eléctricos) se reconoce hasta 20 kWh/mes.
Esta subvención se encuentra vigente hasta fines de este 2020. Inicialmente, según el Acuerdo Ministerial 230–2014, del 9 de septiembre de 2014, este beneficio concluía el 31 de diciembre del 2018. El Gobierno analizaba cobrar una tarifa especial de 4 centavos el kilovatio hora, cuando la tarifa promedio que cancelan los clientes residenciales es de alrededor de 9 centavos. Pero dio marcha atrás a esa decisión y decidió extender el beneficio en el 2019 y durante este año.
Para definir si el Gobierno seguirá entregando esta ayuda a este segmento en el 2021, el Ministerio de Energía está realizando un análisis del estudio de costos. Este documento –según esta entidad- es necesario para tomar la decisión sobre la extensión de este incentivo tarifario.
“Las políticas se dispondrán en el orden que sea necesario, siempre en beneficio de los ciudadanos”, anotó la Cartera.
El Gobierno ha destinado USD 20 millones para financiar este incentivo, entre enero y julio del 2020. Mientras tanto, en el año anterior este rubro ascendió a 36 millones.
En el país, 631 008 hogares acceden a este beneficio. Esta cifra se encuentra por debajo de la que había a fines del 2019 (635 000). El Ministerio de Energía dijo que esa diferencia se da porque algunos usuarios se cambiaron de domicilio y no pidieron la compensación para el nuevo predio.
Hasta julio pasado, los consumidores residenciales que accedían a la tarifa cero para el consumo de energía por cocinas de inducción o sistemas de calentamiento de agua eléctricos representaban el 13% del total de clientes residenciales a escala nacional.
En promedio, estos beneficiarios consumen con estos artefactos entre 37 kW y 41 kW hora al mes por hogar, según información de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) y de las otras empresas eléctricas. Es decir, se encuentran dentro del rango que accede a la tarifa cero.
Pese a este beneficio, algunas personas que usan cocinas de inducción, duchas o calefones eléctricos creen que el costo de la planilla de luz es alto.
Nadia Pachacama, usuaria que tiene una cocina de inducción, calefón eléctrico y otros artefactos, cancela cada mes entre USD 47 y 56 por el servicio de luz. En promedio, en su hogar se consume más de 300 kW hora por mes.
Para Pachacama, este monto le parece alto, porque su mamá –que usa una estufa de gas- paga entre USD 18 y 25 de luz. Por esto, su familia está analizando volver a una cocina tradicional. “La cocina de inducción es segura, pero si varía el voltaje o se va la luz no funciona y no podemos preparar la comida”, expresó.
Esteban Ortiz, quien tiene también en su hogar una cocina de inducción, calentador de agua eléctrico y otros aparatos que funcionan con este tipo de energía, cancela una factura de alrededor de USD 70.
Esto pese a que recibe el incentivo tarifario y, aparte, accede a un descuento de más o menos USD 40, porque su hijo tiene una discapacidad.
“Para ciertos hogares el costo de la luz puede resultar inaccesible”, consideró.
El segmento residencial, que tiene consumos entre 110 kWh (en la Sierra) o 130 kWh (en la Costa, Oriente e Insular) hasta los 500 kWh, pagan entre 9 y 10 centavos cada kilovatio.
El monto promedio de la tarifa de energía no ha variado en el país, pese a que cinco de las ocho centrales hidroeléctricas nuevas, consideradas emblemáticas, están ya funcionando.
Para ahorrar, en parte, el costo de la luz, Geovanna Sánchez utiliza la estufa de inducción y la de gas doméstico a la vez.
En la primera prioriza el calentamiento del agua y la preparación de sopas y en la otra hace el arroz, coladas y otros alimentos. “En la cocina de inducción se me queman algunos alimentos”.
La meta inicial del Gobierno anterior era cambiar 3 millones de cocinas de gas por inducción. Pero este plan no tuvo mayor acogida.
En el 2019, la importación de cocinas y encimeras de inducción se contrajo en un 87% en relación con el 2018, según cifras del Banco Central del Ecuador (BCE). Esta caída se ha mantenido en este año.
La producción nacional de cocinas se ha estancado también. Según una firma que produce estos artefactos en el Austro, la demanda de estos electrodomésticos actualmente es “nula”.
“No se está importando productos de inducción y la producción nacional se ha reducido a un volumen mínimo”, comentó la empresa.
Por ejemplo, entre enero y septiembre de este año esta empresa produjo solo 592 unidades. Esto representa el 0,34% de toda su producción de cocinas en el país.
Constructores priorizan electricidad
En el desarrollo de proyectos inmobiliarios nuevos, los constructores priorizan el uso de sistemas eléctricos o de inducción para la cocción de alimentos o calentamiento de agua, en lugar de gas licuado de petróleo (GLP). Esto se hace pese a que, en el mercado, la oferta de estufas de inducción es marginal.
Según representantes del sector de la construcción, la inclusión de sistemas amigables con el ambiente (electricidad o inducción) se hace para brindar una mayor seguridad a los propietarios. También influye la demora que representa para la ejecución de la obra la aprobación de los planos del sistema de gas centralizado.
La inclusión de los sistemas de inducción y de electricidad se realiza, según los constructores, a propósito del Programa de Eficiencia Energética, que fue impulsado por el Gobierno anterior en el 2014. Este plan tenía como fin aprovechar la energía de las hidroeléctricas y reducir el subsidio que otorga el Estado para el gas doméstico. Pero esta iniciativa no prosperó.
Daniel Elmir, gerente de Elmir Grupo Inmobiliario, expresó que optan por esta fuente de energía desde hace cinco años, porque la experiencia con el uso del gas resulta riesgoso. Incluso hubo explosiones en ciertos edificios de Quito y semanas atrás se dio una en Cumbayá.
Los hogares en donde se usan cocinas de inducción, duchas o calefones eléctricos reciben un subsidio por parte del Estado. Este beneficio se encuentra vigente hasta diciembre de este año.
Verónica Miranda, presidenta del Colegio de Ingenieros Civiles de Pichincha, refirió que no existe ninguna normativa que establezca la construcción obligatoria de instalaciones de sistemas eléctricos o de inducción para la cocción de alimentos o calentamiento de agua en los proyectos nuevos.