Seis años no le fueron suficientes al Gobierno para cambiar la lógica productiva en el Ecuador. Y los próximos cuatro años tampoco lo serán.
Los esfuerzos del Régimen por alcanzar mayor valor agregado en las exportaciones no han dado los resultados esperados y la fabricación de insumos para la industria en el país aún es solo un proyecto.
Mientras tanto, la extracción de los recursos naturales no renovables como petróleo y minerales continúa pensándose como el ‘puente’ que llevará a la nación hacia el desarrollo, al igual que lo promulgaba el general Rodríguez Lara en 1972, cuando dio inicio el ‘boom’ petrolero.
Estas ideas se expusieron ayer en el taller Escenarios Económicos y Políticos 2012 – 2013 dictado por el director de la publicación económica Análisis Semanal, Walter Spurrier.
El escenario, según el consultor, tuvo su raíz en un cisma al interior del Régimen. Por un lado, la ex ministra de la Producción, Nathalie Cely, promulgó el fortalecer las exportaciones tradicionales y su mayor penetración a través de acuerdos comerciales.
Y, por el otro lado, la corriente de Fander Falconí y René Ramírez que desde la Senplades buscaba dejar de lado las materias primas para enfocarse en las industrias estratégicas.
Pero a la fecha, los sectores agroindustrial y pesquero tienden a estancarse y se ven desalentados porque sus costos subieron a nivel tributario y salarial.
Además, su competitividad se ve reducida en los mercados externos ante la falta de acuerdos comerciales, dice Spurrier.
En cambio, la idea de las industrias estratégicas no deja de ser un plan en papeles fundamentado en la construcción de la Refinería del Pacífico, proyecto aún sin financiamiento y que difícilmente entrará en el 2016, como estaba programado.
Mientras estos proyectos se concretan, el Gobierno le sigue apostando al petróleo y la minería.
Para este año prevé cerrar con una producción de crudo diaria de crudo de 514 000 barriles (2,8% de crecimiento) y que llegaría a 551 000 para el 2014.
Sin embargo, desde el 2015 vendrá el declive por la edad de los campos hasta que entren la nuevas áreas petroleras del suroriente. Por el lado minero, en cambio, la extracción de cobre y oro de parte de las empresas Ecuacorriente y Kinross se iniciaría desde el 2016.
Ello, si se concreta la reforma minera para la firma del contrato con Kinross y el inicio de operaciones de Ecuacorriente.
Mientras tanto, señala Spurrier, el país sigue dependiendo del precio del petróleo que, de bajar de manera sostenida (en un escenario poco probable), provocaría un colapso de la economía