El Fondo Monetario Internacional (FMI), que antes de la crisis financiera mundial de finales del 2008 estaba reducido a su mínima expresión, ahora es el artífice de articular las políticas para su recuperación.
En Washington, el FMI recibió este fin de semana el voto de todos los países miembros (187) para que evite una ‘guerra de monedas’ en el mundo, la cual pudiera acabar con la débil recuperación de la economía global.
Para eso debe solucionar un tema que hoy domina el debate mundial: la debilidad del dólar estadounidense y de otras monedas fuertes, que pudiera empujar a otras naciones a iniciar una ronda de devaluaciones para mantener sus exportaciones.
El FMI no dio respuestas el fin de semana y lanzó la pelotita a la cumbre del G20, que se realizará en Seúl, en noviembre.
Ecuador, un país dolarizado, ha recibido hasta ahora los efectos positivos de la debilidad del dólar, ya que ha ganado una competitividad artificial para sus exportaciones.
Pero en el mediano plazo lo más probable es que esa tendencia se revierta, lo cual fomentará las importaciones, las cuales sumaron USD 10 762 millones en los siete primeros meses de este año.
Esa cifra ya es 7% mayor frente a igual período del 2008, cuando el ‘boom’ de importaciones ocasionó un problema de balanza de pagos y restringió las compras al exterior.