Trabajan más de 9 horas al día durante siete días a la semana, la mayoría no tiene contrato laboral ni seguro. Pese a eso, sus ingresos llegan apenas a un salario básico: USD 400.
Con la pandemia, la situación de este sector se deterioró. Los ingresos cayeron entre USD 50 y 130 al mes.
Esta es la realidad de los trabajadores de aplicaciones digitales en la capital, que se desprende del estudio Plataformas Digitales ¿oportunidad de trabajo o precarización laboral?, realizado por Grupo Faro y publicado en mayo pasado.
Gonzalo (nombre protegido) da el servicio de transporte a través de una aplicación. Él empieza su jornada todos los días a las 07:00 y trabaja de corrido hasta las 18:00. “No voy a comer esperando que salga alguna carrerita, por eso traigo una fruta y eso me como”, cuenta mientras maneja.
Gonzalo no tiene otra opción laboral. La firma donde laboró por 22 años cerró en 2019 y no ha hallado otro empleo.
Con su trabajo de 11 horas al día, este hombre de 60 años genera USD 35 al día. De esos, USD 10,5 se queda la aplicación, pues le retiene el 30% de la carrera y USD 15 gasta en gasolina. “Al final, me quedó con USD 12 diarios, unos USD 360 al mes”, dice decepcionado.
Otro problema, dijo Gonzalo, es que las carreras se valoran cada vez más bajo. Un viaje de Quito a Sangolquí hoy está en USD 5, antes de la pandemia estaba en 10. “En la ‘app’ dicen que es porque hay más oferta”.
La crisis originada por la pandemia también ha hecho que más personas se inicien en esta actividad. El 42% de los encuestados empezó este trabajo en esta época. Además, el 38% son jóvenes de 18 a 30 años, que son los más afectados por la falta de empleo.
Incluso, la complicada situación laboral ha impulsado a profesionales con educación superior a buscar ingresos en las ‘app’, ellos son el 36% de los trabajadores. Los conductores de ‘app’ de transporte ganan menos que los de entrega. Esto se debe a que los ingresos por hora son mayores en esta modalidad y los gastos son menores”, apunta el estudio.
Rogel Vásquez, de 42 años, es conductor de una ‘app’ desde junio del 2020. Él es ingeniero en telecomunicaciones y, actualmente, la aplicación es su única fuente de ingresos.
Con ese trabajo, al que dedica 9 horas al día, reúne USD 450 al mes, que los destina al pago de arriendo y comida para su esposa e hijo de tres años.
Vásquez cuenta que no ha podido conseguir un empleo en su profesión desde inicios del 2020 cuando salió de una proveedora de servicios de Internet. El auto que usa es alquilado. Hizo el contacto con el dueño en grupos de Facebook, donde se promocionan estas opciones. El dueño se queda con el 10% de lo que genere.
Stevens Orozco es ingeniero mecánico industrial. Él es venezolano y llegó al país en el 2017. Empezó a trabajar en una empresa de publicidad, donde no le pagaban a tiempo. Por eso, renunció, compró un auto y en el 2019 empezó a trabajar haciendo carreras y entregas.
En su mejor mes y esforzándose mucho físicamente logra hacer USD 400, los cuales no le alcanzan a cubrir sus gastos y los de su novia, con quien vive.
En cuanto a las condiciones laborales, el 83% no posee un contrato de trabajo y la mayoría genera un pago variable con base en una tarifa básica y un porcentaje de la carrera o pedido. Son pocos quienes tienen contrato con relación de dependencia y un salario fijo.
Juan Salcedo, consultor en temas tecnológicos, cree que la discusión de las plataformas debe partir de entender la naturaleza del negocio digital, que se basa en un modelo de economía colaborativa. “La plataforma es un espacio de encuentro entre personas que brindan un servicio y los clientes. No existen empleados”.
Para el experto, el pretender convertir a las ‘app’ digitales en empleadores es desvirtuar su naturaleza, por eso cree que la discusión debe centrarse en cómo mejorar los servicios para clientes y colaboradores.
El Gobierno anunció que enviará una Ley laboral para integrar a jóvenes y madres al mercado laboral, pero no ha dicho nada del trabajo en ‘app’.
Ana Patricia Muñoz, directora ejecutiva de Grupo Faro, cree que es fundamental que en el debate de esas reformas se incluya la discusión de condiciones mínimas laborales para ese tipo de trabajadores.
“Para llegar a acuerdos en materia de derechos laborales, es necesario incluir formas de negociación y representación colectiva que contemplen aspectos como: ingresos mínimos, seguridad social o modalidades de contratación con jurisdicción nacional”, dijo.