Palabras saliendo de un teléfono, luego un accidente fatal por leerlos. Un hueco en la garganta; un vientre con un bebé con su boca abierta entre el humo; la mitad de un rostro con úlceras y otras imágenes están en las cajetillas de las marcas de cigarrillos.
Los gráficos que se usan últimamente en una campaña de concienciación son válidos siempre y cuando sean reales, dice Juan Francisco Farías, consultor en Marketing. Esto, porque el consumidor puede identificar que son innegables, aunque sus conclusiones sean distintas.
Según el experto, la publicidad mueve más de USD 3 000 millones al año, en el mundo, por lo que las imágenes fuertes son necesarias para distinguirse del resto y tener impacto. Según Farías, el objetivo es concienciar sobre las consecuencias.
Esta campaña se realiza en todo los países. La Organización Mundial de la Salud (OMS) obliga a que todas las tabacaleras impriman estos gráficos en las cajetillas para que los fumadores sepan los riesgos del consumo.
Para Fernando Ruiz, docente de Marketing y Publicidad de la Universidad Casa Grande, un mensaje solo necesita hasta seis meses para lograr un impacto en la sociedad, no más.
Sofía Bermúdez, consumidora, comenta que no ha dejado el uso del cigarrillo pese a la ‘mala’ publicidad. “Como mujer adulta y en plena conciencia de lo que hago; decido fumar”, por lo que no hay razón para que pongan “esas imágenes grotescas”, dice.
La campaña de concienciación es del Ministerio de Salud Pública (MSP), de acuerdo con la Ley Orgánica para la Regulación y Control del Tabaco. Las imágenes ya están en el mercado 15 meses, y se invirtió USD 5 000 en la elaboración.
El MSP señala que no es publicidad sino información sanitaria basada en el artículo 4 del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la OMS. Para Nilda Villacrés, viceministra de Atención Integral en Salud del MSP, las advertencias con pictogramas son las más eficaces.
Farías explica que las campañas de concienciación constan de cuatro fases: captar la atención, generar interés, deseo por otras cosas y la acción. La atención ya está, porque todos comentan de las imágenes, dice. Pero ahora ya se debe disminuir la cantidad de fotos y comenzar a mostrar mensajes de interés, en donde se indique el cambio de un hábito por otro.
Andrés Otelo, consumidor, señala que las imágenes visuales no le llaman la atención y casi son imperceptibles. Él dejó el cigarrillo, pero lo suplió por marihuana. En cambio, las imágenes audiovisuales han hecho que tome conciencia. “Ahora, antes de contestar el teléfono me estaciono y atiendo la llamada o escribe en su celular”.