Daños en La Libertad, en Santa Elena, afectaron refinación

Joffre Flores, Archivo/El Comercio La Refinería La Libertad, que es la más antigua del país, durante un simulacro para combatir incendios.

Joffre Flores, Archivo/El Comercio La Refinería La Libertad, que es la más antigua del país, durante un simulacro para combatir incendios.

La Refinería La Libertad, que es la más antigua del país, durante un simulacro para combatir incendios. Foto: Archivo / EL COMERCIO 

La Refinería de La Libertad (Santa Elena), el segundo complejo más importante del país en cuanto a producción de derivados de petróleo, registra varias paralizaciones (no programadas) desde el 2016.

En ese año se registró un paro de 236 días; es decir, de casi ocho meses debido a fallas que presentó la Unidad Parsons de esta refinería luego del conato de incendio que se presentó el 11 de mayo, según datos oficiales de Petroecuador.

Eso incidió el año pasado en una caída del 32% de su capacidad de refinación frente al 2015: pasó de 14,4 millones de barriles al año a 9,8 millones.

La Unidad Parsons es una de las cuatro unidades con las que cuenta esta refinería y es básicamente una torre de destilación con una capacidad de 26 000 barriles de petróleo por día, en donde ingresa el crudo caliente y se fracciona. Es decir, con la Parsons se separa el crudo en gasolina de bajo octano, diésel 2, gas y residuos.

Según un informe de la Agencia de Regulación y Control
Hidrocarburífero
, el incendio de mayo del 2016 se originó por una fuga de gasolina en una tubería de la Unidad Parsons y dejó como resultado daños, principalmente, en las bombas de carga de crudo.

Luego del paro del año pasado, debido al conato de incendio, se programó el mantenimiento para trabajos integrales hasta el 28 de febrero, que se prolongaron hasta el 20 de mayo pasado.

En mayo del 2016, Petroecuador informó que la Unidad Parsons retomó sus operaciones normales tras realizarse los trabajos de mantenimiento programados.

Aún así, entre enero y septiembre del 2017, el efecto de los trabajos fue una reducción del 11,42% en la refinación.

Carlos Tejada, gerente de refinación de la empresa Pública Petroecuador desde el 1 de septiembre, atribuye los paros a la antigüedad de las instalaciones. Inaugurado en 1940, la Libertad es el complejo refinador más antiguo del país.

Tejada señala que las paras que ha registrado este año la refinería se han dado debido a problemas en los intercambiadores de calor, sistemas necesarios para el funcionamiento de la Unidad Parsons.

“Estamos haciendo una evaluación completa. Es cierto que ha habido unos dos paros, pero por temas complementarios en los intercambiadores de calor, son equipos que están dando sus últimos respiros”.

Pero al gerente de Petroecuador, Byron Ojeda, le preocupa el estado de esta unidad, por lo que decidió incluirla en la auditoría internacional que se realizará en coordinación con la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Según Ojeda, Parsons presenta fallos de manera frecuente. “Es nueva, pero se para permanentemente. Cuando se la abrió se encontraron sorpresas en el hardware”, mencionó el martes de esta semana.

Esto a pesar de que en esta refinería, que procesa el 13% de los derivados de petróleo del país, se han destinado 256 millones en los períodos 2011 y 2016 para la compra de repuestos, automatización de la medición, almacenamiento y despacho de tanquería, algunas mejoras al sistema de generación eléctrica, entre otros.

Edmundo Brown, exvicepresidente de Petroecuador, explica la importancia del buen funcionamiento de Parsons, que es la unidad con mayor capacidad de la refinería. Y cuestiona la eficacia de las reparaciones. “Los exgerentes no repararon como se debió esa unidad luego del incendio. Recién en mayo volvió a funcionar, esa reparación posiblemente no se ha hecho bien y se siguen realizando paros”.

En febrero del 2016 Petroecuador anunció que en La Libertad se instaló una nueva planta de generación eléctrica, en reemplazo de un sistema de turbinas que, con varias limitaciones funcionaba desde hace varios años. Según ese comunicado de la entidad, con el sistema de turbinas antiguo, el índice de generación era de 2 a 3 kilovatios por galón de combustible, mientras que con la nueva planta se incrementó a 14 y 15 kilovatios por galón.

Aún así, Tejada sostiene que la generación eléctrica sigue siendo uno de los puntos críticos a atender. “Hay una serie de deficiencias operativas que tenemos que ir cubriendo, una cosa importante es la provisión de energía eléctrica. Estamos comprando un generador nuevo”. Otro punto que requiere ser atendido es el sistema de tanquería.

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