Los líderes europeos explorarán hoy las formas de revitalizar a sus debilitadas economías en una cumbre, pero el encuentro estará dominado por el debate sobre la emisión de bonos comunes de la Zona Euro y la duda sobre si podrán aliviar las turbulencias desatadas por la crisis de deuda del bloque.
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, líder de un país cuya economía y sistema bancario se sitúan en la primera línea de la crisis, se reunirá en París antes del inicio de la cumbre con el recién electo presidente francés, François Hollande, para discutir sus enfoques políticos, diferentes del tradicional eje franco-alemán.
En casi todas las cumbres anteriores de los últimos dos años el predecesor de Hollande, Nicolás Sarkozy, se reunió con la canciller alemana, Ángela Merkel, para fijar una estrategia común, lo que provocó críticas de otros países debido a lo que veían como un dominio de París y Berlín.
En este sentido, la victoria de Hollande ha cambiado de manera significativa los términos del debate y su llamado a dar mayor énfasis al crecimiento ha sido bien recibido.
Eso ha creado un enfrentamiento con Merkel, que apoya la expansión, pero cuyo objetivo principal es la austeridad presupuestaria y las reformas estructurales. En su primera cumbre de la UE, Hollande también ha optado por tomar una postura firme sobre la emisión de eurobonos -la idea de la mutualización de la deuda de la Zona Euro- a pesar de la fuerte oposición alemana a una propuesta que ha sido objeto de acalorados debates durante más de dos años.
El líder socialista francés contará con el apoyo del primer ministro italiano, Mario Monti, y del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, entre otros dirigentes.
Sin embargo, Merkel no ha mostrado señales de abandonar sus objeciones a la propuesta, la que según dijo sólo podrá ser discutida una vez que Europa esté mucho más cerca de la unión fiscal. Los Países Bajos, Finlandia, Austria y algunos Estados más pequeños de la Zona Euro la apoyan en esa postura.