Los 184 socios de Prograservid tienen cinco Ecotiendas para vender sus productos. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
El cooperativismo se afianza en Cuenca. La innovación, la capacitación y la cooperación sirvieron para que las entidades financieras y productivas del sector estén entre las principales del Ecuador.
Las cooperativas de ahorro y crédito Juventud Ecuatoriana Progresista (JEP) y Jardín Azuayo son las más grandes del país por monto de activos. Ambas sumaron USD 1 691,4 millones hasta septiembre pasado, según la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria. En septiembre del 2007 tenían USD 173,5 millones.
Incluso, por sus activos, la Confederación Alemana de Cooperativas, en su último estudio publicado en octubre pasado, ubicó a la JEP en el sexto lugar y a Jardín Azuayo en el duodécimo en el ‘ranking’ de cooperativas más grandes de América Latina y el Caribe.
40 cooperativas de ahorro y crédito tienen su matriz en la provincia de Azuay. De ellas, 30 tienen su sede principal en Cuenca. Estas últimas registran 759 554 socios, aunque se incluye a clientes que son parte de dos o más instituciones.
Según el director de la Unión de Cooperativas de Ahorro y Crédito del Sur (Ucacsur), Juan Pablo Guerra, esa cantidad de socios representa el 14% del total de asociados a entidades del sector en el país.
En activos, indica, que las instituciones cuencanas tienen el 22% del total nacional. En depósitos y créditos, ese indicador bordea el 25%. Para Guerra, por estos indicadores se puede considerar que Cuenca es la ciudad donde más ha crecido el cooperativismo.
Él resume las causas: entre otras, la creación de productos específicos para las zonas urbanas y rurales, generación de fidelidad en los socios, apertura de oficinas, capacitación de socios y personal, inversión tecnológica y mejoramiento del control con la creación de la Superintendencia. Guerra destaca, además, que desde la semana pasada la JEP puede emitir tarjetas de crédito.
Hasta finales de año espera entregar a sus socios 20 000 tarjetas de las marcas Visa y Mastercard, según el gerente de la JEP, Floresmilo Alvear.
El modelo de administración de la Cooperativa Jardín Azuayo fue reconocido por el BID. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO
Para él, las entidades financieras del sector apoyan a las cooperativas productivas. “Tienen buenas ideas y conocimientos y quieren trabajar, pero no tienen financiamiento. Allí les apoyamos”.
La cartera de crédito de la JEP asciende a USD 900 millones y la mitad es microcrédito para cooperativas productivas, artesanos, pequeños comerciantes y emprendedores.
De acuerdo con la Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, en Azuay funcionan 75 organizaciones de producción con 1 597 socios.
Alfredo Robles es gerente de la Cooperativa de Producción y Servicios Prograservid, con la marca Gran Sol, que funciona desde enero del 2014. Según él, su crecimiento se sustentó con los aportes de los socios, un fondo no reembolsable que entregó el Estado y el apoyo financiero de Jardín Azuayo.
Tiene 184 socios que son productores de hortalizas y frutas y crían animales menores, como pollos, en las poblaciones de Molleturo, Nabón, Gualaceo, Paute, Octavio Cordero, San Joaquín, entre otras.
Ellos tienen cinco Ecotiendas en Cuenca, para comercializar sus productos y de otras cooperativas de Chimborazo, Napo, etc. Además, venden sus cultivos a 15 hoteles, hospitales y clínicas del Azuay.
Prograservid también cuenta con dos Ecofondas en la parroquia San Joaquín y el valle turístico de Yunguilla.
Además, la cooperativa comercializa más de 200 almuerzos al día a empresas y entidades públicas de Cuenca.
Los excedentes que genera la cooperativa, dice Robles, se reinvierten en el mejoramiento de la infraestructura, equipamiento, inventarios y otros rubros. Él cree que el tema cooperativo creció por la ayuda mutua entre las cooperativas financieras y productivas.
En el Parque Industrial de la capital azuaya funciona el Centro de Bordados Cuenca, con 35 socias. Son expertas en tejidos de prendas de vestir, pero sus principales productos son las tarjetas bordadas con diseños de paisajes, flora, fauna, fiestas y etnias.
En el 2014, cuatro modelos recibieron el Reconocimiento de Excelencia Unesco. Esta organización destacó la calidad, expresión de la identidad cultural, innovación y originalidad.Según Raquel Lema, representante de este centro, al año exportan 300 unidades, principalmente a Austria.
A más de las tarjetas les enorgullece haber bordado prendas para el papa Francisco. En la misa que se celebró en el parque Bicentenario de Quito, él llevó estola, casulla y mitra bordadas por estas artesanas.