Cuba se apresta a iniciar perforaciones petroleras en aguas profundas del Golfo de México tras la llegada a la isla de la plataforma Scarabeo-9 hoy en medio de “grandes esperanzas” de las autoridades y de reticencias por parte de políticos estadounidenses.
“El Scarabeo-9 ya está frente al Malecón de La Habana”, dijo en tono de júbilo el sitio oficialista Cubadebate, mientras los corresponsales extranjeros en la isla se afanaban por obtener imágenes de la estructura en el mar, en medio de la bruma.
La enorme estructura negra y roja, que zarpó a fines de diciembre desde Trinidad y Tobago, donde fue inspeccionada por funcionarios de Estados Unidos que determinaron que cumplía con los estándares internacionales de seguridad, será instalada en el mar unos 40 km al norte de La Habana.
Fabricada en China y de propiedad de la compañía italiana EMI, Scarabeo-9 será arrendada inicialmente por la compañía española Repsol y sus socios Statoil (Noruega) y OVL (India) para perforar en seis bloques asignados bajo un contrato de riesgo con Cuba.
Repsol realizó perforaciones en julio de 2004 en esa zona y encontró crudo, pero estimó que no era “comercial” en esos momentos y procedió a buscar socios para la nueva aventura que emprenderá en los próximos días.
Desde entonces se realizaron estudios con tecnología 3-D, más avanzada, cuyos resultaron llevaron al optimismo a los especialistas cubanos, que calculan unas reservas de 20 000 millones de barriles en la zona económica cubana del Golfo de México.
No obstante, fuentes especializadas extranjeras las estiman en entre 5 000 millones y 9 000 millones de barriles.
“Vamos a pasar a la fase de perforación. Estamos todos muy esperanzados en descubrir, incluso, yacimientos grandes de petróleo y de gas”, afirmó en abril pasado Manuel Marrero, especialista del ministerio cubano de la Industria Básica.
Según el monopolio petrolero estatal Cupet, cinco pozos serán perforados hasta 2013 en aguas profundas (de 400 a 1.500 m) y ultra profundas (más de 1 500 m)
Cuba posee una zona económica delimitada con Estados Unidos y México de 112 000 km2, dividida en 59 bloques, 22 de ellos en contrato de riesgo con las compañías Statoil-Repsol-OVL (la firma india también trabaja sola en otros dos bloques); PDVSA (Venezuela), Petrovietnam, Petronas (Malasia) y Sonangol (Angola), y Gazprom (Rusia).
La isla cifra sus esperanzas energéticas en esa zona, pues las extracciones de crudo en tierra y aguas someras ya alcanzaron su mayor potencial y los especialistas locales se declaran más que satisfechos si se logran mantener los niveles actuales de producción.
El desarrollo del sector petrolero local comenzó tras el inicio de la crisis económica causada en la isla por la desaparición en 1991 de la Unión Soviética, que le suministraba 91 millones de barriles anuales a precios preferenciales, siete millones de los cuales Cuba reexportaba para obtener divisas.
En 2010, el país antillano produjo 21,4 millones de barriles de petróleo, el 46% de lo que consume. El resto, unos 100 000 barriles diarios, los importó de Venezuela.
La perspectiva de encontrar crudo en el mar puso en marcha otros planes de infraestructura petrolera, como una base de almacenamiento en el puerto del Mariel, 50 km al oeste de La Habana, la activación del puerto de súper-tanqueros en Matanzas (100 km al este) y el oleoducto desde ese puerto hasta Cienfuegos (centro-sur), donde la isla opera junto con Venezuela su más moderna refinería.
Esos proyectos en marcha y el desastre del pozo de la compañía británica BP en el Golfo de México motivaron reticencias entre políticos de Estados Unidos, sobre todo algunos de origen cubano.
En noviembre, los senadores demócratas Robert Menéndez (Nueva Jersey) y Bill Nelson (Florida) presentaron un proyecto de ley para garantizar compensaciones ante eventuales derrames petroleros en aguas extranjeras que afecten a Estados Unidos.