Desde 1928, cuando nació el Banco Nacional de Fomento (BNF), ha sido el centro de múltiples denuncias de posibles actos de corrupción a toda escala.
82 años más tarde, esa fama persiste. Incluso, el presidente Rafael Correa, en su cadena del pasado 4 de septiembre, reconoció que el BNF es una de las instituciones que está en proceso de reestructuración “debido a que se detectó corrupción, ineficiencia e indolencia. Si hay malos funcionarios, innecesarios, tendrán que salir”.Estos focos de corrupción han llegado a tal extremo que en los últimos días se ha ubicado un guardia de seguridad en cada piso del edifico matriz, en Quito, para vigilar las actividades de los funcionarios de la entidad.
Durante varias semanas, este Diario investigó las denuncias y documentó varios casos de irregularidades. Una de las principales es el proceso de adjudicación del Sistema Bancario Integral, denominado técnicamente Core Bancario, que debía llevar a la modernización de toda la tecnología de la entidad.
Esta modernización es parte de la regularización de la banca pública que impulsa el Gobierno, y todas las entidades deben ajustarse a los requerimientos de la Superintendencia de Bancos.
Este proceso empezó el 19 de enero del 2005, cuando el BNF firmó un convenio con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Durante un año se trabajó en dejar a punto las bases de lo que necesitaría el Core Bancario, para lo cual se hizo un primer llamado para adjudicar el trabajo a una empresa. No obstante, el concurso se declaró desierto.
“Nos dijeron que las razones de declarar desierto el concurso fueron de carácter administrativo. Que nuestra propuesta era mejor que las otras”, recuerda Aníbal Serrano, representante legal de la firma panameña Arango Software, que participó en el concurso internacional.
Dos años después, el 26 de junio del 2008, el gerente de Tecnología, Xavier Gellibert, recomendó a la Gerencia General del BNF declarar en emergencia al Área de Tecnología y adquirir los derechos de propiedad del ‘software’. A la par, el 28 de octubre el entonces gerente general, Edgardo Mármol, comunicó al PNUD la terminación del convenio de cooperación y armó un Comité de Implementación del Sistema Bancario.
También se designó Administrador del Contrato Core Bancario a Gino Miño. Meses antes, Miño había sido uno de los técnicos del PNUD que manejaba el proceso (hoy ya no trabaja en el BNF).
Al estar vigente el estado de emergencia, las autoridades podían elegir directamente (a dedo) a la proveedora. Y por ello, invitaron a compañías, entre ellas Arango Software, Datapro y Cobiscorp (ex Macosa), para que presentaran sus propuestas.
La declaratoria de emergencia se dio sin una justificación coyuntural: según el memorando del 7 de enero del 2010, la Dirección de Recursos Humanos reconocía que el sistema informático “es obsoleto y tiene más de 15 años de vigencia”. Es decir que debía estar dentro de la planificación con anterioridad, pues no era un hecho fortuito.
Durante este Gobierno, a través de decretos de emergencia (la mayoría sin justificación), se entregaron, en diferentes ministerios, hasta junio del 2009, contratos a dedo por USD 2 886 millones. La Contraloría ha establecido irregularidades en algunos.
Finalmente, el Comité del BNF entregó el contrato a Cobiscorp, que en el concurso previo, quedó en cuarto puesto, entre seis participantes, según la evaluación realizada por el PNUD.
“Recibimos una visita de carácter informal de los miembros del BNF, quienes nos decían que éramos la ganadora, por ser una empresa internacional, que minimizaba el riesgo de la inversión. Luego, nunca nos comunicaron si ganamos o perdimos. Fue un proceso extraño. No apelamos y no quisimos entablar conflictos”, dice Serrano.
El 9 de octubre del 2008, el BNF asignó a Cobiscorp un contrato por USD 4,8 millones para montar el sistema en 39 meses.
Luego, los ejecutivos de Cobiscorp invitaron a los funcionarios del BNFa Bogotá, donde celebraron la firma del contrato (ver foto). Aunque, según los ejecutivos de Cobiscorp, “el Banco cubrió los gastos y traslados de sus autoridades y se les invitó para conocer ‘in situ’ el Core en ese país”.
Conforme el cronograma de implementación, después de 18 meses el programa debió haber estado instalado, para proceder -en los próximos 20 meses- a afinar detalles. Pero eso no ha ocurrido. Por ello, y ante las decenas de quejas de las sucursales del banco, el ex gerente, Roberto Barriga, envió un ultimátum a Miño, con fecha 15 de marzo del 2010, pidiéndole explicaciones sobre la demora en la ejecución.
En el informe remitido por Miño, el 23 de marzo del 2010, a la auditora Deloitte & Touche, se reconoce que hasta el 31 de diciembre del 2009 se ha pagado a Cobiscorp USD 3,4 millones y un avance del proyecto del 39%.
Este Diario buscó la versión del gerente de Tecnología, Gellibert, quien como respuesta envió un video de una entrevista a otro medio, en la que defiende la contratación y la normalidad del proceso en todas sus etapas.