Los mayores aranceles y cupos a televisores, licores, autos, celulares, etc., se parecen a los ‘paquetazos’ en la época de la partidocracia, ya que los consumidores terminan pagando la factura.
Antes se subían los impuestos a los precios de la gasolina para que el Fisco tenga más recursos. Ahora es algo similar, pese a que el Gobierno diga que las restricciones a las importaciones son necesarias para proteger el ambiente y la salud de los ecuatorianos.
La realidad es que más aranceles o cupos significan mayores precios para los consumidores, quienes además terminarán aportando más recursos a las arcas fiscales.
¿Se quiere privilegiar a la producción nacional con estas medidas? Tal vez, pero a costa de los consumidores.
Cuando se subieron los aranceles a la ropa y calzado importados en el 2010, los precios de los productos nacionales comenzaron a subir, debido a que los empresarios locales dejaron de tener la presión extranjera para ser más competitivos.
Con menos competidores en el mercado, el incentivo para subir los precios es grande. Y quien termina pagando la ineficiencia de las empresas es el consumidor.
El Gobierno defiende la medida porque ha generado más empleo en estos sectores, aunque esa medida no estuvo acompañada de otras para aumentar la eficiencia, reducir los costos, innovar, etc.
Ahora se plantea que se instalen empresas que fabriquen o ensamblen productos en el país. Esa empresa necesitará protección, es decir, más aranceles que terminará pagando el consumidor.