El consumo de platos a la carta se redujo. En la foto: La Petite Mariscal Restaurant. Foto: Galo Paguay / El Comercio
Las ventas de los restaurantes que se especializan en platos a la carta o preparados de Quito bajaron desde agosto pasado. Los clientes buscan opciones más económicas, por lo que la demanda de almuerzos populares o ejecutivos aún se mantiene de lunes a viernes.
A las 21:00 del pasado 4 de marzo, La Petite Mariscal Restaurant lucía casi vacío. Apenas cuatro clientes ocupaban las mesas de este sitio, ubicado en el sector de La Mariscal de Quito y que tiene una capacidad para 35 personas. Este horario era el de mayor afluencia hasta hace algunos meses, dijo, con preocupación, su gerente, Alejandro Rocha.
Rocha comentó que la demanda de platos a la carta se redujo en un 50% desde finales del 2015. En una situación similar está el restaurante Cats, que también está en este nicho de mercado. Álvaro Hernández, propietario de este lugar, señaló que la facturación se redujo en un 30% los últimos meses.
El segmento de restaurantes quiteños ha sentido, de hecho, una contracción en número de establecimientos. Hasta el 1 de marzo de 2016, según el registro del Sistema de Catastro de Quito Turismo, se contabilizaron 2 242 restaurantes en la capital, 21 menos que los registrados hasta el cierre del 2015.
Hoy es más rentable vender almuerzos de USD 3 que platos a la carta de USD 10 en adelante, dijo Mauricio Armendáriz, titular de la Asociación de Chefs del Ecuador. “Los restaurantes buscan ganar por volumen en medio de la situación económica crítica”.
Los establecimientos que expenden almuerzos mantienen sus ventas, porque los comensales prefieren platos económicos. “De agosto del 2014 a agosto del 2015 crecimos en ventas un 10%; pero este año es estable”, dice Gastón Gatica, gerente de La Casa de la Roca, que ofrece almuerzos ejecutivos (con variedad en el menú para el cliente).
Jorge Salinas, administrador de Las Brochetas de David, que expende almuerzos, dijo que se mantiene el pico alto durante el mediodía. Pero Gatica y Salinas aclararon que la afluencia a los comedores es estable solo de lunes a viernes y que la demanda ha bajado los fines de semana.
Los hábitos han cambiado debido a que la población está siendo más restrictiva en el consumo. “Hay una reducción en los gastos de entretenimiento y crecen las posibilidades de ahorro dentro del hogar”, dice Alberto Acosta Burneo, editor de la publicación económica Análisis Semanal.
De acuerdo con el estudio Consumer Watch 2015, realizado por la consultora Kantar Worldpanel, el ecuatoriano busca economizar en sus compras y un 22% de la población desea ahorrar para un futuro.
“Los escenarios económicos y reformas gubernamentales han causado en el consumidor ecuatoriano una mayor incertidumbre, llevándolo a ser más cauteloso en cuanto a sus gastos”, anotó la consultora.
Kantar Worldpanel señaló que un 31% de hogares el año pasado tuvo que cortar gastos que destinaban a diversión y entretenimiento, rubro que engloba el consumo en restaurantes. Además, identificó que el consumo de alimentos dentro del hogar creció a escala nacional, pues “resulta en una mejor ecuación de valor para el bolsillo familiar”.
La consultora determinó que, en términos de valor, los alimentos que se utilizan para preparar comidas aumentaron durante el 2015. Entre ellos, se destacan aceites, sazonadores, sopas y cremas, caldos concentrados y pastas.
“Sí, en general, hay menos frecuencia en los restaurantes. Las personas optan por cargar comida de casa”, argumentó el Gerente de La Casa de la Roca.
El ejecutivo también ha percibido un aumento de la población que prefiere comer sano. Los gustos varían en torno a la carta, las personas tienen más conciencia nutricional. “La gente me pide ahora platos con más ensalada, jugos sin azúcar o menús vegetarianos”, indicó.
Verónica Castro, gerenta de Kayú, indicó que la demanda de almuerzos en su local se mantiene y se redujo el servicio de comedor empresarial en un 50% entre el 2014 y 2015, porque su empresa era proveedora de instituciones públicas, las cuales cortaron el beneficio del almuerzo para sus trabajadores.
Para hacer frente a la reducción de ventas, los sitios que ofertan platos preparados o a la carta optaron por reducir el 10% del precio de cada plato y generar otras propuestas más asequibles al bolsillo del consumidor.
En otros sitios, en cambio, no han bajado precios, pero apuestan por ofertas creativas, consentir al cliente, reestructurar el local con una nueva imagen y buscar insumos de calidad, pero más económicos en el mercado local.
Algunos restaurantes también han optado por adquirir sus insumos directamente del productor y ya no a través de intermediarios.
Restaurantes consultados por este Diario coincidieron en que el escenario actual es una oportunidad para adaptarse al nuevo consumidor y enfatizar en platos tradicionales.