La confianza, moneda de la nueva economía

Laura Villafuerte posa en su residencia de Berlín, donde reside desde el 2010.

Laura Villafuerte posa en su residencia de Berlín, donde reside desde el 2010.

Laura Villafuerte posa en su residencia de Berlín, donde reside desde el 2010. Foto: Cortesía Laura Villafuerte HR Consulting

La ecuatoriana-alemana Laura Isabel Villafuerte es consultora en evaluación de talentos y desarrollo de liderazgo. Una perspectiva desde la que ahonda en la concepción de un valor como la confianza en los tiempos actuales de coronavirus.

La confianza se define como seguridad firme en alguien o algo, pero también es vigor para actuar. ¿No solo es un asunto de percepción externa, parte de la acción individual?

Si vivimos en un tiempo que está regido por datos e información, lo más importante es recibir información honesta por parte de la gente con la que estamos interactuando. Y si queremos recibir esta información, tenemos que estar también dispuestos a darla. En la relación con la familia y amigos solemos implicar más valores como la honestidad, que deberían traducirse a otros ámbitos. A nivel laboral, los líderes son los primeros que deberían ser honestos, transparentes, buenos comunicadores.

¿La pandemia ha revaluado el valor de la confianza? ¿Por qué?

En la pandemia tenemos que estar distanciados, pero también cuidarnos el uno del otro, nuestra salud depende un tanto de todos. Ha sido un recordatorio de lo dependientes que somos; la confianza contribuye a sentirse más cómodos con ello.

Se requiere construir una cultura sólida de responsabilidad personal y en realidades como América Latina puede ser complejo. ¿Cómo cerrar esa brecha?

Hay que ir paso a paso, ayudar a entender cuáles son los beneficios de una cultura de confianza y de responsabilidad. En ese sentido, se puede usar la pandemia como una fase de prueba, porque cambiar una cultura arraigada siempre va a requerir de mucho tiempo. Los líderes deben ser un modelo a seguir, tiene que comenzar ahí. En la cultura laboral, si se implementa en fases, mostrando los beneficios y brindado la oportunidad de modificar cosas, se puede lograr; ya lo estamos haciendo.

¿Qué es la economía de la confianza y por qué toma relevancia con la pandemia?

Expertos como Rachel Botsman han sostenido que la moneda de la nueva economía es la confianza, y concuerdo con eso. Ya se ha demostrado la efectividad de este giro en las compras ‘online’, donde los consumidores están adquiriendo productos sin palparlos, sin interactuar con ningún vendedor, confiando plenamente en la reputación de las empresas y en su integridad, fijándose en los comentarios de otras personas que tampoco conocían antes de comprar. La pandemia nos está forzando al cambio más rápidamente y puede ser clave para el futuro.

¿Por qué puede ser clave que se acelere el proceso?

Porque creo que el mundo laboral, como lo conocíamos -con trabajos rígidos de oficina y horarios de nueve a cinco-, no va a funcionar en el futuro. Vamos a tener que reaccionar más rápidamente a una realidad cada vez más volátil. Tenemos que comenzar a pensar en nuevas estructuras, estas formas como el trabajo a distancia se basan en confianza.

¿En qué medida el teletrabajo da un vuelco a las relaciones de confianza empleador-empleado y viceversa?

En el teletrabajo no se puede replicar la oficina en la casa con horarios clásicos, sino que hay que reemplazar las métricas antiguas para poder medir la productividad y el éxito de los empleados de formas nuevas. La forma de gerenciar ejerciendo control excesivo sobre el equipo queda atrás, les abre paso a procesos de ­evaluación de resultados.

¿El sector de la tecnología adelantó a ese paradigma?

Creo que podemos aprender de la industria de la tecnología y la innovación, aplican métodos como el de ‘objetivos y resultados claves’, vincu­lan los objetivos generales de la empresa con los más pequeños que cada empleado tiene que alcanzar en un plazo determinado, luego se evalúan y se vuelven a poner nuevas metas. La Universidad de Stanford confirmó que trabajadores remotos eran hasta un 13% más productivos que sus colegas de oficina. Mi esperanza sería que aprovechemos esta situación para moldear el futuro. Espero que usemos esto como una oportunidad de cambiar a mejor, con modelos de trabajo más flexibles e ­híbridos en el futuro.

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