Gabriela Bolaños tiene 16 años y dice sonriente que siempre le gustó la costura. Acude todas las mañanas al Instituto de Confección Competitiva (ICC), en Ponciano, en el norte de Quito. En las tardes va al colegio Helena Cortez, en Carapungo, donde cursa el tercer año de ciclo básico. Ella vive en Calderón con su padre.
Gabriela muestra los bolsos que aprendió a confeccionar con retazos de tela y comenta que su idea es seguir otros cursos para entrar a trabajar en una empresa textil o montar un negocio propio cuando termine el colegio.
La primera opción luce más cercana para Gabriela y otras 59 personas que se capacitan en el ICC, una iniciativa de la Cámara de la Pequeña Industria de Pichincha (Capeipi), que cuenta con unas 350 empresas vinculadas al sector textil.
Estos negocios registran actualmente unas 400 vacantes, cuenta Fernando Landázuri, coordinador técnico de la Cámara, quien explica que a través del ICC se prevé colocar personal altamente calificado en empresas del sector.
“Este grupo terminará una primera fase y luego podrá especializarse. Iniciaron en abril y terminarán en junio. La idea es que el 100% de los alumnos cuenten con un puesto de trabajo o desarrollen su propio negocio”.
Esta última idea le atrae a Etna Grefa, quien antes de entrar al ICC ganaba USD 100 al mes cuidando niños, lo que le permitía comprar alimentos y medicinas para su hija de 16 años, que padece epilepsia. Su esposo, “gracias a Dios”, dice, trabaja y ayuda.
Sentada frente a su máquina de coser, Grefa, una mujer madura, escucha atentamente las instrucciones del maestro Juan de Dios Cando, quien indica cómo usar máquinas rectas, overlock, etc.
El material y los talleres son gratuitos en el ICC, gracias a los aportes de la Capeipi, explica Alfredo Yagüé, representante del sector textil de la Cámara. Añade que las empresas asociadas entregan los insumos para la capacitación: telas, hilos, botones, etc.
“Al mes se necesitan USD 20 000 para el funcionamiento. Tenemos que pagar los servicios, seis instructores y otros empleados. Nos ha tocado golpear puertas para conseguir recursos”, comentó el empresario, que también ha impulsado la capacitación para formar técnicos de elaboración de prendas de vestir.
El curso, de 62 semanas de duración, se lleva a cabo en el Centro de Diseño y Confección Textil, en las instalaciones de la Capeipi, en el Centro de Exposiciones Quito. El costo es de USD 176 al mes.
El aula es pequeña pero cuenta con todas las comodidades para los estudiantes, quienes llegan para perfeccionar sus conocimientos o para aprender nuevas técnicas de diseño.
Dentro del local están 12 máquinas distribuidas en medio de gigantografías. En la parte del fondo se observan unas mesas en las que reposan telas de colores y cuadros dibujados con diseños de diferentes prendas.
El sitio tiene capacidad para 15 estudiantes en cada horario: cuatro horas en la mañana y cuatro en la tarde. Actualmente cuenta con nueve alumnos.
Allí las personas aprenden a diseñar, elaborar patrones y prendas. Estudiantes universitarios, microempresarios textiles, profesionales en otras ramas, amas de casa, etc., se capacitan.
Este último caso es el de Ruth García, quien hace 15 años estudió Diseño de modas. Luego de tener a sus dos hijos dejó de laborar para atender las tareas del hogar, aunque ocasionalmente hacía prendas. “Ahora que los chicos tienen 12 y 10 años tengo la posibilidad de retomar esto. Estoy empezando desde cero. Mi intención es montar mi propio taller de trajes de noche y formales. Para eso ya estoy buscando la maquinaria y el financiamiento”, comentó algo tímida.
Estefanía Sánchez, en cambio, prefirió dar un giro a su vida. Esta joven alta y de cabello negro rizado estudió Ingeniería Ambiental. Con una amplia sonrisa confiesa que en el fondo siempre quiso diseñar y confeccionar prendas. El gusto por esta actividad es tan fuerte que si tuviera una oportunidad en una firma del sector dejaría su profesión inicial.
Ella, al igual que los alumnos del ICC, también puede acceder a un cargo en las firmas asociadas al área textil de la Capeipi o generar sus microempresas. Dos personas ya se encuentran laborando y otras dos ya pusieron en marcha su propio emprendimiento.
Carmen Espinosa / Alumna
Voy a ampliar mi taller. Ya tengo experiencia en el área textil. Antes participé en el programa Hilando el Desarrollo y soy propietaria de mi taller desde hace 10 años. Los conocimientos que se imparten aquí me han ayudado mucho porque, pese a la experiencia, tenía muchos vacíos. Al terminar mi capacitación quisiera ampliar mi negocio, a través del cual doy trabajo a otras tres personas. Fabricamos ropa sobre medida.
Algunas cifras
El Instituto de Confección Competitiva (ICC) existe desde el 2003. Nació de un convenio entre la Capeipi, el Municipio de Quito e Insotec. 1 500 personas se han formado.
El Centro de Diseño y Confección Textil de Capeipi es nuevo. Los talleres en este centro arrancaron en octubre del año pasado. En el sitio se invirtieron USD
84 000.