Desde la crisis de altos precios en los alimentos, algunos países comenzaron a comprar o alquilar tierras fuera de su territorio para cultivar productos alimenticios. China, Japón, Corea del Sur y los países árabes han adquirido grandes extensiones, especialmente en África, según un informa del Sistema de Investigación de la Problemática Agraria del Ecuador (Sipae). También se registran casos en México, Cuba, Bolivia y Brasil.El Sipae indica que se compraron o arrendaron 20 millones de hectáreas en el mundo. En África, desde el 2004 hasta el 2009, son 2,5 millones de hectáreas. En el informe del Sipae se informa que China empezó arrendar tierras en Cuba y México desde hace 10 años. La empresa japonesa Mitsui inició en el 2007 en Brasil la producción de soya en 100 000 hectáreas. Y Brasil hace algo parecido. Grandes empresas invierten en la compra o arrendamiento de grandes superficies de tierras fértiles en Guayana o Bolivia.La agencia IPS cuenta lo que sucede en Malí. Inversores locales e internacionales adquieren miles de hectáreas de tierra arable. Arabia Saudita y la Comunidad de Estados del Sahel y el Sahara -que Libia integra- y Senegal se encuentran entre los países que quieren desarrollar grandes establecimientos agrícolas en Malí.Un gigante proyecto de canal de irrigación está en la etapa final de su construcción, en la meridional comuna de Macina. Libia está en proceso de desarrollar 100 000 hectáreas de tierra que arrendó a Malí junto al río Níger. “Según el acuerdo de arrendamiento firmado en el 2008, los libios tendrán acceso al área por 50 años. Las instalaciones les permitirán producir 200 000 toneladas de arroz híbrido al año”, dijo Augustus Drago.Drago dirige el trabajo de una agencia del Gobierno responsable de administrar el área arrocera del delta del río Níger. Controla las actividades de 56 000 pequeños agricultores, entre ellos 2 370 mujeres, que pagan cuotas anuales de irrigación según el volumen de agua consumida.La agencia de Drago administra aproximadamente 2 millones de hectáreas de tierra arable, de las cuales 83 900 están desarrolladas. Esto puede sugerir que hay abundante tierra para arrendar a grandes proyectos agrícolas, pero los cultivadores locales están preocupados. “Durante mucho tiempo, los senegaleses hicieron campaña para acceder a la tierra. Les ofrecimos 25 000 hectáreas, pero luego no oímos nada de ellos, dijo el funcionario Kassoum Denon, quien trabaja con Drago.Jóvenes de las aldeas cercanas al lugar donde se erige el proyecto libio dan la bienvenida a una inversión que les ha generado fuentes laborales. Cuando la obra se haya terminado “la gente podrá trabajar en fábricas y redes de irrigación”, dijo Adama Coulibaly, de la aldea de Kolongo.Además de cultivar arroz, Libia considera dedicarse a una ganadería industrial que le permita producir 25 000 toneladas anuales de carne.