El Tratado de Libre Comercio (TLC) suscrito en el 2006 entre EE.UU. y Colombia entrará en vigor mañana, con la esperanza del Gobierno colombiano de que potenciará la economía, pero generando temor entre sectores agrícolas y el rechazo entre los gremios de trabajadores.
El régimen del presidente Juan Manuel Santos tiene una visión optimista: que el TLC con EE.UU., el principal socio comercial de Colombia, generará medio millón de empleos formales en cinco años y aumentará en un punto el Producto Interno Bruto (PIB), que en el 2011 creció 5,9%.
El presidente de la Asociación de exportadores (Analdex), Javier Díaz, se congratuló porque finalmente se logró tener un contrato firmado y, aunque cree que la mayoría de los productores se beneficiarán, reconoció que hay sectores sensibles como los del arroz, maíz, avícola y lácteo.
Sobre ello, el presidente de la Federación de Arroceros (Fedearroz), Rafael Hernández, sostuvo que cerca de medio millón de familias depende de ese producto y previó una reducción en las 450 000 hectáreas cultivadas.
Mientras, la Asociación de Procesadores de Leche (Asoleche) también alertó que saldrían del mercado unos 400 000 pequeños productores.