Cinco entidades bancarias deben cerrar mañana

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Este 7 de mayo se cumplirán dos años del cierre de la Mutualista Benalcázar y Luz María Espín, de 62 años, aún no logra recuperar todos sus ahorros. Sabe que tendrá que seguir esperando.

Los USD 6 700 que le falta por cobrar servirán para pagar el último año de estudios de su hijo. “Ya soy jubilada, igual que mi esposo, y eso es lo único que tenemos para que termine la universidad”.

Pero tanto esta mujer como Eduardo Almeida, presidente de la Junta de Acreedores, sostienen que este 31 no se cerrará la entidad ni se transferirán los activos y pasivos al Banco Central (BCE), como lo resolvió la Junta Bancaria a finales del año pasado.

La Superintendencia de Bancos, según los acreedores, acogió el pedido de esperar el cierre de la entidad hasta que se concrete la venta de siete proyectos inmobiliarios de la Mutualista al IESS.

Con parte de esos recursos se pagaría a las 260 personas, las cuales tienen acreencias por USD 4,5 millones, dice Almeida.

Una vez concretado este pago, que se prevé sea hasta fines de abril, el remanente de la venta de los proyectos y de otros activos será transferido al BCE y se concretará el cierre definitivo.

Pero los acreedores de esta entidad no son los únicos que piden que se extienda el plazo de cierre.

Alfonso Sáenz, miembro de la Junta de Acreedores del Banco de Los Andes, explica que no podrán cumplir con el cierre hasta mañana. 21 acreedores compraron con parte de sus acreencias la hacienda Ancholag, único bien del banco, pero luego desistieron y ahora está en proceso de devolución.

Estos compradores pagaron USD 1,5 millones y ahora consideran que fue demasiado. Cuando tomaron a cargo la propiedad se dieron cuenta que no había el millón de árboles que les habían dicho, y que las vacas estaban flacas y viejas. En conclusión: “se sintieron perjudicados”, señala Sáenz.

Para que la hacienda retorne a la entidad, la Junta cree que el trámite legal tomará más tiempo y no se podrá cumplir el plazo dado por la Superintendencia.

En el caso de Filanbanco, Progreso y Tecfinsa está previsto que se cierren mañana, aunque sea de manera formal.

Los problemas que aún arrastran serán asumidos por el Banco Central (BCE), cuya unidad de liquidaciones debe entrar a operar desde mañana, dice Gastón Bolaños, presidente de la veeduría que siguió el proceso de cierre.

Bolaños insiste en que no hay razón para que no se produzca el cierre contable de las cinco entidades. Pero reconoce, por ejemplo, que en Filanbanco aún queda pendiente el cobro de la deuda de los ex accionistas. La ex Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) determinó que esa deuda suma USD 777,8 millones.

El principal problema del Progreso son las acciones que tiene de la Compañía Financiera de Desarrollo (Cofiec) y de la Corporación para la Administración Temporal Eléctrica de Guayaquil (Categ). Estas acciones nunca fueron transferidas al banco, por lo que no han podido registrarse en los balances financieros. Estas acciones suman USD 500 millones, monto que tendría un gran impacto en el hueco patrimonial. Tecfinsa, en cambio, ya superó sus problemas legales.

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