Soportando una ligera llovizna, cerca de 500 personas esperaban a las afueras del almacén Makro Hogar, en el Centro Comercial Albán Borja, en Guayaquil, ayer. La atención al público empezaba a las 10:00, pero había quienes tomaban turno desde las 05:00.
En los exteriores del ‘mall’, ubicado en el norte de la urbe, las filas de consumidores ocupaban casi todo el entorno del complejo comercial. “¿Qué pasa?”, preguntaban algunos transeúntes curiosos, extrañados por esa inusual afluencia. “Están rematando productos de los banqueros”, respondió alguien de la fila.
En realidad se trataba del remate de 300 000 artículos incautados a la firma Makro Hogar, perteneciente al Grupo Miranda, dueños del ex Banco del Azuay.
En el 2002, la extinta Agencia de Garantía de Depósitos (AGD) incautó propiedades de dicho Grupo. Pero recién en febrero de este año la Unidad de Gestión y Ejecución de Derecho Público del Fideicomiso Mercantil AGD-CFN No Más Impunidad (Ugedep) tomó medidas cautelares sobre este almacén.
La mercadería puesta en remate tiene un año en inventario. La venta directa, tras la frustrada subasta de todo el lote, durará hasta el próximo 24 de diciembre.
Muebles, ropa, televisores, motocicletas, DVD, radio, floreros, toallas y demás objetos decorativos formaban parte de las perchas, con más de un 50% de descuento de su valor original.
Desde las 05:00, Karin Guzmán estuvo en el lugar. Se enteró de la venta por publicaciones en la prensa. Era la primera en la fila. Mientras esperaba que se abrieran las puertas, otras personas reclamaban. Había quienes aprovechan un descuido para colarse.
También había otra columna para personas con discapacidad. Ana Santillán, de 54 años, esperaba junto a su madre, de 85, que estaba en sillas de ruedas. Llegó a las 09:00 acompañada también de su esposo, de 64 años, y minusválido. Su objetivo era adquirir una máquina de aire acondicionado. Y compró una de paquete en USD 250. Pero no solo eso, también un carrito para niña en USD 8 y un andador para bebé en 10.
Pedro Delgado, quien es presidente del Directorio Banco Central y está al frente de la Ugedep, presidió la apertura del local. Indicó que la mercadería está avaluada en USD 500 000, como cifra base. En la venta, espera recaudar al menos ese monto.
Al permitir el ingreso a las instalaciones, las personas quisieron entrar a la fuerza. Delgado se puso al frente con los miembros de la Policía. “Primero van a entrar personas dispacitadas, con un acompañante”, advirtió. Y puso orden.
Alrededor de 50 gerdarmes, custodiaron el lugar. Embarazadas, beneficiarios del Bono de Desarrollo Humano, jubilados del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), funcionarios de la Policía Nacional y del Ejercito, seguían después de los discapacitados.
El primer grupo fue de 100 personas. Tenían solo una hora para comprar. Los pagos eran en efectivo, hasta por USD 1 000.
Segundo Reyes, 63 años, estaba al final de una fila y junto a otros, con un clima caluroso, esperaban, afuera de local comercial, su turno para poder ingresar.
Otros datos
Los pagos debían realizarse con billetes no mayores a USD 20. Además, los productos adquiridos no podían ser devueltos. Solo una vez, en el remate, puede una persona comprar.
Los precios de los juguetes eran: los pequeños USD 1, los medianos 3, USD 8 los grandes y los especiales a USD 10.
Las mesas de centro en USD 599,98, armarios 100, mesas para televisores 100. Juegos de muebles de comedor entre USD 250 hasta 600. Muebles de sala desde USD 250 hasta 400.
Además, había sartenes, platos, ventiladores, edredones, cuadros, cómodas, motocicletas, lavadoras, ropa, carteras, artículos de belleza, utensilios de cocina, cámaras fotográficas…