El último centavo canadiense fue acuñado ayer en la Real Casa de la Moneda y se convertirá en una pieza de museo, cuando las monedas de ese valor están saliendo de circulación en ese país.
“Por más de 100 años, el céntimo jugó un importante papel en el sistema monetario canadiense”, dijo el ministro de Finanzas, Jim Flaherty. “Aunque el costo de producción del céntimo supera actualmente su valor para consumidores y empresarios canadienses tiene una larga historia digna de reconocimiento”, señaló.
La última moneda de 1 centavo acuñada para la circulación será confiada al Museo de la Moneda del Banco de Canadá en Ottawa, dijo el Ministro.
Flaherty anunció en marzo pasado el fin de las piezas de 1 céntimo, alegando que permitiría al Tesoro ahorrar 11 millones de dólares canadienses por año entre costes de manufactura y distribución, en un momento en el que el Gobierno intenta recortar su déficit presupuestario.
A causa del aumento de los salarios, el metal y otros costos de producción y distribución, fabricar cada céntimo canadiense cuesta más de 1,6 centavos.
El céntimo conservará su valor indefinidamente y podrá seguir siendo usado en transacciones, pero a medida que las monedas vayan saliendo de circulación, los pagos en efectivo deberán redondearse hasta los 5 centavos, la moneda en circulación de valor más cercano.
La Casa de la Moneda fabricó en los últimos cinco años en su planta de Winnipeg, Manitoba, 7 000 toneladas anuales de monedas de 1 céntimo.
Un estudio elaborado por el grupo financiero canadiense Desjardins concluía que el coste anual de mantener esta moneda en circulación ascendía a 130 millones de dólares canadienses (casi 100 millones de euros), unos 4 dólares por ciudadano.