Luego de que la Ley de Control de Poder del Mercado (o comúnmente conocida como Ley Antimonopolio) recibiera la venia del Ejecutivo para ejecutarse, queda la duda sobre qué pasará con las actividades conexas a la banca tradicional.
Esas actividades se refieren a casas de valores, administradoras de fondos y compañías de seguros.
Según la nueva reglamentación, los bancos no podrán ejercer ya ninguna de estas actividades y deberán, en el plazo de un año, deshacerse de ellas. Sin embargo, habrá que esperar a que las autoridades emitan el Reglamento de la Ley para conocer exactamente el procedimiento que deberán seguir las instituciones.
Para la directora Ejecutiva de la Bolsa de Valores de Quito (BVQ), Mónica Villagómez, hay dos aristas de análisis en esta normativa. La primera, y quizá la más importante para los clientes, es que sus inversiones no sufrirán pérdidas. Es decir, no habrá riesgo de que puedan perder su dinero.
Simplemente, sus fondos e inversiones serán administrados por otras firmas, ya no será un banco, pero estarán seguros.
Lo mismo señala Katiuska Viteri, gerenta de la casa de valores Plus Valores. Para la ejecutiva de esta entidad, que es independiente, es decir, que no es parte de un banco, los clientes no se verán afectados, sus inversiones o fondos solo pasarán de manos.
Sin embargo, los clientes que tengan fondos o inversiones deben conocer a ciencia cierta los detalles de sus contratos, ya que estos seguirán en vigencia al trasladarse los portafolios de una compañía a otra. Por tanto, si dentro del contrato se estipula que el cliente deberá pagar una penalización, la nueva compañía podrá utilizar este recurso.
La segunda arista, por la que sí hay preocupación en los actores del sistema financiero, es sobre la reacción de los clientes frente al proceso. “Las personas acudían a tal o cual administradora o casa de valores por el respaldo de la marca, de pertenecer a un banco. Por ello, hago un llamado a los clientes a que no se preocupen, porque sus inversiones seguirán llevándose igual con las nuevas compañías”, dijo Villagómez.
En todo caso, las superintendencias de Bancos y de Control del Poder del Mercado (que deberá crearse en el futuro) vigilarán que los procesos se lleven de manera correcta y garantizarán que las inversiones no se pierdan.
En las administradoras de fondos se diversifican las inversiones al mediano y largo plazos
Un fondo de inversión es un mecanismo que permite a una persona participar en la propiedad de un fondo integrado por un conjunto de instrumentos (bonos, certificados de depósito, avales, obligaciones…).
La principal ventaja de un fondo es la diversificación, ya que por ley únicamente puede invertir máximo el 20% de su portafolio en un mismo emisor. Eso minimiza el riesgo.
Actualmente, existen 14 fiduciarias o administradoras de fondos en el país, afiliadas a la Asociación de Administradoras de Fondos y Fideicomisos.
Estas compañías permiten a sus clientes participar en portafolios de inversión a corto y largo plazos. Sin embargo, debe tener en cuenta que a mayor plazo y mayor cantidad de dinero en juego, mejor interés ganarán los fondos.
Un fondo de inversión no tiene una fecha fija de vencimiento. Una vez cumplido el tiempo de permanencia mínima, usted puede disponer de su inversión en cualquier momento y seguir ganando rentabilidad hasta el último día.
Estos fondos son instrumentos muy flexibles y adaptables al perfil de cada inversionista. El cliente puede escoger el fondo que más le convenga según su perfil o expectativa. Hay fondos que arrancan desde los USD 100 hasta otros que superan los USD 1 000.
Las casas de valores son puentes entre los emisores y los clientes
Las casas de valores son compañías anónimas autorizadas y controladas por la Superintendencia de Compañías. Su trabajo es ser intermediadoras de valores, o sea, son el nexo entre oferentes (empresas) y demandantes (compradores).
Un valor es un derecho, o conjunto de derechos de contenido económico, negociables en el mercado de valores, incluyendo acciones, obligaciones, bonos, cédulas, etc.
Con corte hasta hoy, en el país están autorizadas para operar 32 casas de valores.
Los principales bancos del país mantienen sus casas. Con la nueva Ley Antimonopolio, deberán deshacerse de estas actividades bursátiles.
Sus inversiones realizadas en casas de valores de propiedad de un banco no sufrirán alteraciones. Simplemente, la persona jurídica que
manejará sus inversiones será otra.
Como cliente, debe comprender que la casa de valores está a sus órdenes. Estas compran y venden valores de acuerdo a sus instrucciones. Aunque cuando se trata de un cliente inexperto, o que lo permita, las casas sí le asesoran.
De hecho, las casas de valores le brindan información sobre intermediación, finanzas, estructuración de portafolios, adquisiciones, fusiones, escisiones y otras operaciones.
Si tras aplicarse la Ley, usted no está a gusto de que sus inversiones sean manejadas por el nuevo propietario de la casa de valores, podrá solicitar la liquidación de ellas, sin pérdida. Sin embargo, la forma se definirá en el Reglamento.
Pero sí aún desea deshacerse de sus papeles, podrá pedir a su nueva casa que los negocie en la Bolsa de Valores. Hay el riesgo de que en la transacción pueda perder dinero.
Los papeles
En el mercado bursátil se negocian dos tipos de papeles. Los de renta variable y los de renta fija. Los primeros están formados principalmente por acciones de empresas que cotizan en la Bolsa. El rendimiento de una acción depende del resultado del balance anual de esa compañía. De allí viene su nombre de “variable”.
En el caso de los papeles de renta fija, el inversionista recibe obligatoriamente una rentabilidad, dependiendo del plazo al que se lo adquirió. En ese sentido, los papeles de corto plazo (hasta 365 días) son los pagarés, pólizas de acumulación y los certificados (de depósito, de inversión, de ahorro y financieros).
Entre los documentos de renta fija, a largo plazo (de más de 365 días), constan los bonos del Estado, las cédulas hipotecarias, las obligaciones y los valores de titularización.
En las dos bolsas de Valores del país (Quito y Guayaquil) los papeles que más se negocian son las titularizaciones. A través de estos instrumentos bursátiles, las empresas buscan capitalizar sus futuras inversiones. Con ello, obtienen dinero de manera rápida para poner en marcha sus proyectos de expansión.
Los emisores que mantienen mayor vigencia en estos momentos en el mercado son Corporación Favorita, Continental Tire Andina, Industrias Ales, Holcim Ecuador, Hotel Colón Internacional, Inversancarlos, Conclina y Superdeporte.
Cualquier persona puede participar en el mercado de valores, a través de una casa o una administradora. El monto recomendado es de mínimo USD 500.
Las compañías de seguros también se alistan
En el mercado asegurador hay dos tipos de empresas: las que ofrecen seguros generales y las que trabajan con seguros de vida. Las primeras aseguran los riesgos causados por afecciones, pérdidas o daños de la salud, de los bienes o del patrimonio y de fianzas o garantías.
Las aseguradoras de vida son aquellas que cubren los riesgos de las personas o que garantizan a estas, dentro o al término de un plazo, un capital o una renta periódica para el asegurado y sus beneficiarios.
El proceso normal en estas operaciones de seguros es que el cliente debe pagar un monto mensual, por acceder al tipo de seguro que más le convenga. Cuando el evento sucede, la aseguradora le devuelve el dinero, restándole un valor que es operacional, que está regulado.
En estos momentos, según los registros de la Superintendencia de Bancos, existen en el país 44 empresas aseguradoras. También hay bancos que operan en este ramo y que deberán dejar el negocio.
11 entidades bancarias manejan el 30% del negocio. Es decir, en sus negocios están fluyendo unos USD 300 millones anuales de primas de clientes.
Hasta ahora, lo que el banco hacía era que si un cliente solicitaba un crédito para la compra de auto o casa, le condicionaba a la adquisición de un seguro en la compañía que era parte de su grupo. Ahora los bancos ya no podrán realizar ese proceso.
Los bancos venderán su cartera a compañías que estén interesadas en adquirirla. Sin embargo, los analistas del sector temen que el valor de esas empresas sean muy bajos.
Por el lado de los clientes, sus seguros serán manejados por los nuevos dueños. Los planes contratados se mantendrán y únicamente deberán actualizar información básica.