La mayor producción de cacao está en las provincias de Los Ríos, Manabí y Guayas.
En esas zonas se cultiva la variedad nacional o fino de aroma, que tiene gran acogida en el mercado internacional.
Además de esta, existe otra variedad: la CCN51. Las dos son las únicas que se producen en el país.
Sin embargo, del cacao nacional se han creado varios clones, para adaptarlos a nuevas zonas de siembra, como la península de Santa Elena o Calceta, en Manabí. Estos son más resistentes a plagas, se adaptan a diversos climas y son de mejor rendimiento.
La variedad fino de aroma es muy requerida porque tiene características especiales para la elaboración de chocolates, especialmente en Europa. Por ejemplo, tiene aroma y tres tipos de sabores.
Por su gran demanda, el precio del quintal ha subido. En este momento está en USD 130. Este valor se incrementa en el producto cultivado de manera orgánica.
En el país, empresas pequeñas de Guayas, Manabí y Santo Domingo; y asociaciones de cacaoteros de Napo elaboran el chocolate puro y exportan a EE.UU. y Europa.
El cacao CCN51 es el resultado de una hibridación.
Para disminuir los efectos de las plagas en el cacao nacional, el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, a través de la Estación Pichilingue (Quevedo) desarrolló los clones.
El director de la Estación, José Villacís Santos, menciona que estos clones son exclusivos para las condiciones de Santa Elena y Calceta.
Según el técnico Alfonso Vasco, se analizaron las condiciones climáticas en cada zona. “Cada proceso de investigación de un nuevo clon dura unos 20 años”.
El cacao se encontró en Ecuador en el siglo XVII y es originario de América. El primer europeo en descubrirlo fue Cristóbal Colón, al llegar a lo que hoy es Nicaragua, en Centroamérica.