Durante 14 años Agustín Mocha, residente de Colta, en Chimborazo, se ha dedicado a la producción de brócoli para la exportación. Esta actividad le ha permitido mantener su hogar, pero le preocupa que esto cambie.Él es dueño de tres hectáreas de cultivo de brócoli y durante todo este tiempo ha trabajado la tierra junto a su familia de siete miembros (esposa, hijos y nueras).
Por cada cosecha, en promedio cada tres meses, recibe alrededor de USD 450. A esto le resta lo invertido en compra de semillas, mantenimiento, etc. “Dependiendo de la cantidad de producto que vendamos nos queda de ganancia entre USD 200 y 300”.
Mocha es uno de los 110 socios y 100 proveedores que conforman la empresa de huertos Gatazo Zambrano, que produce brócoli y realiza el acopio de toda la cosecha de los agricultores de siete comunidades de la zona.
Cada uno de ellos lleva su producto al centro de acopio. Allí se realiza el primer control de calidad. El vegetal se coloca en gavetas, se pesa, se envía al cuarto frío o se pone a hidratar, dependiendo de la hora a la que se despachará el producto hacia las exportadoras. Por este lugar pasan unas 30 toneladas semanales del vegetal, las que son distribuidas a exportadoras como Nova.
Javier Herbas, propietario de esta compañía que da empleo a 170 personas, explica que allí se capta el producto, se realiza el corte de los ‘florets’ (racimos de brócoli), se empaca al frío y se envía por barco a algunos países, especialmente hacia Estados Unidos.
En este punto es donde las cosas se han complicado. Desde el 12 de febrero, cuando se caducó la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea), la incertidumbre se apoderó de toda la cadena, ya que hasta ese día el brócoli entraba a EE.UU. sin aranceles. Actualmente se paga el 14,9%.
Por ello, los primeros efectos empiezan a notarse. Según Alfredo Zeller, principal exportador de brócoli del país, en un poco más de un mes la demanda se ha reducido en un 10%, debido al incremento de este arancel.
“La cosa no se ha agravado más porque algunas empresas compartimos el pago del arancel con los importadores, mientras que otras han logrado que los compradores asuman el total de la tasa”.
Sin embargo, esta situación no va a extenderse indefinidamente. De acuerdo a Zeller, algunos de los importadores analizan tomar otras decisiones a partir de abril, si es que hasta esa fecha el Legislativo de los EE.UU. no amplía las preferencias arancelarias.
En las exportadoras más pequeñas, como Nova, también ya se siente el impacto. “Estamos trabajando al 20% de la capacidad instalada. Apenas abrimos hace un año y medio, estábamos creciendo y ahora este arancel nos afecta. Tenemos pedidos que nos han cancelado. No son grandes volúmenes, pero nos asusta porque no tenemos idea de lo que va a pasar con la Atpdea”, señala Herbas.
Afortunadamente, en los últimos días, la tragedia ocurrida en Japón les abrió las puertas para colocar el producto. Además encontraron algunos compradores en la Unión Europea (UE).
Precisamente, este respiro que dio el mercado japonés es lo que ha permitido que las labores en el campo tampoco se vean afectadas. Es más, los agricultores aseguran que les han pedido mayor cantidad de producto para satisfacer la demanda nipona.
El pasado jueves, Rosa María Yugcha revisaba el estado de las plantas de brócoli en su sembradío en Colta. Ella está ajena a la situación en Estados Unidos. “Yo no sé nada de eso (Atpdea). Hasta ahora sigo trabajando normalmente en mis tierras”.
Ella comentaba lo importante que es tener una buena producción porque mientras más se vende más ingresos se obtiene. En una buena época gana USD 200, pero ese dinero no lo recibe cada mes, sino cuando cosecha. Por eso trabaja, además, en otras plantaciones para el mercado local como maíz, alverja, habas…
Yugcha, al igual que Mocha, viven de la agricultura, por eso es que de alguna manera tratan de diversificar su producción. “No puede concentrarme en un solo producto de exportación, por eso pienso ahora en la exportación de otras alternativas como hierbas aromáticas”, asegura Mocha, quien espera encontrar mercados para estos productos.
Extensión de la Ley en ciernes
El panorama respecto de una posible ampliación de la Atpdea es poco alentador, tomando en cuenta que la agenda del Legislativo estadounidense continúa trabada por las pugnas entre los republicanos y demócratas.
Uno de los temas que entorpece la reanudación del tratamiento de la Ley es el tema del Presupuesto. Así lo confirmó el pasado 10 de marzo la embajadora de EE.UU., Heather Hodges.
La diplomática señaló que el tema deberá tratarse en algún momento por el Legislativo de su país, pero que desconoce la fecha en que habrá una definición.
En este escenario, los exportadores del país esperan que una vez que termine la gira del presidente de EE.UU. por la región, este firme el Tratado de Libre Comercio con Panamá y Colombia.
Ello permitiría que se amplíe la Atpdea, tanto para ese país como para Ecuador, ya que los colombianos necesitan de al menos un año para la implementación del acuerdo y en ese plazo requieren trato preferencial para sus ventas.