Los argentinos pueden volver a comprar dólares, pero muchos prefieren no depositarlos en los bancos, desconfiados del rumbo económico y marcados por el colapso financiero del 2001 que dejó a miles de ahorristas sin fondos.
La última batería de medidas de la presidenta Cristina Kirchner, que alivió el impopular “cepo” del mercado de cambios, después de una brusca devaluación del peso argentino (15% en una semana) avivó la incertidumbre.
Casi 150 000 argentinos presentaron, el pasado lunes, solicitudes de dólares en la primera jornada de flexibilización del odiado cerrojo que prohibía desde el 2011 comprar divisas para ahorro, reveló este martes el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich.
Kirchner, cuyo mandato vence en el 2015, dejó flotar la moneda por primera vez en la década y la estabilizó en 8,03 pesos por dólar. La idea es domar un mercado marginal, en donde el dólar ‘blue’ se vende a 12,20, en medio de una dura presión de industriales y exportadores que se quejan de atraso cambiario.
Abrió el cepo cambiario pero limitándolo solo a aquellos que ganen un mínimo de 7 200 pesos (USD 900), quienes podrán acceder hasta USD 2 000 mensuales para el ahorro. Ahora bien, en la mayoría de casos la operación tendrá un gravamen del 20%.
Y, en ambas opciones, el Gobierno argentino dio a conocer medidas que anunció antes que nunca iba a tomar.
Kirchner se defiende y dice que Argentina, al igual que otros países emergentes como India, Sudáfrica y Turquía, sufre “ataques especulativos” a sus monedas.
Los operadores del mercado de divisas esperan nerviosos que la Reserva Federal estadounidense anuncie hoy si recorta, aún más, su programa de estímulo económico, lo que provocaría un alza en las tasas de interés.
En ese caso, muchos operadores dejarán sus bonos en países emergentes en búsqueda de una mayor rentabilidad en EE.UU.
La violenta devaluación del peso argentino espantó del mercado a los productores de soja, el oro verde.