Andrés Quezada dejó abruptamente su puesto de venta de mariscos en un mercado de Milagro. Luis Lema ya no tomó carreras en su taxi en las calles de Guayaquil y Agustín Sagñay encargó su frutería en el mercado de la urbe ‘Asisclo Garay’ a un familiar.
La necesidad de conocer qué había ocurrido con la cooperativa de ahorros y créditos Makita Kuk, de donde son socios, los obligó a cortar sus actividades laborales y trasladarse a esta institución. Solo sabían que la matriz y sus seis agencias, establecidas en cinco cantones, no abrieron sus puertas este lunes. Pero había otros hechos que los hacía temer.
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Sagñay recordó que hace tres semanas era difícil retirar dinero de la cooperativa. “Había que regresar porque no había sistema. De repente entregaban dinero, pero solo hasta 500 dólares”, dijo Sagñay, socio hace seis años y que guarda USD 2 000.
Sagñay estaba afuera de la agencia 1 de Mayo, entre las avs. Machala y Quito, junto con otros 20 socios. En la matriz, la vigilia era masiva.
Cerca de 100 comerciantes se agolparon desde la mañana en la puerta del local, en Bastión Popular, norte de Guayaquil. Un grupo de policías resguardaba el sitio, para evitar desmanes. Nadie les explicaba por qué no podían retirar sus ahorros.
En la tarde, la angustia ya se iba apoderando de los socios. Andrés Quezada, por ejemplo, comentaba su decepción por la falta de transparencia de la cooperativa, en donde dijo aprendió a ahorrar para invertir constantemente en su puesto de mariscos. Con esos ingresos mantiene a cuatro de sus ocho hijos, explicó mientras abrazaba a una de ellas.
Luis Lema conoció de ciertas irregularidades en la cooperativa, a través de un pasajero, quien le comentó cómo un cheque entregado por la cooperativa y que debía cobrar en el Banco de Guayaquil le fue rebotado por falta de fondos.
La falta de apertura y facilidades en bancos para los pequeños comerciantes, los motivó a seguir el concepto de ahorro que la cooperativa les ‘vendió’.
Cada persona fijaba un monto de ahorro diario y un delegado de la entidad acudía hasta su puesto de trabajo, retiraba la cuota, daba un recibo y guardaba el dinero en la cuenta. A cambio, accedían a créditos.
Luis Lema guardaba USD 15 por día, Andrés Quezada USD 2, y Sagñay USD 5.
Elena Yumisaca, quien se dedica a la venta de legumbres, tiene ahorrados USD 1 000 en Makita. Tiene 10 años en la cooperativa. Hace una semana retiró USD 700 para pagar la cuota de un préstamo de USD 8 000.
Los perjudicados se organizaban ayer para presentar sus respectivas denuncias ante la Fiscalía. Algunos ya lo habían hecho.
Makita Kuk Ltda. fue creada en 1994, mediante Acuerdo Ministerial 6658 del ex Ministerio de Bienestar Social, según su página web. En el portal además se indica que “para mayor respaldo es controlada por el Ministerio de Inclusión Económica y Social”.
Tiene agencias en Milagro, El Triunfo, Daule, Guayaquil (Guayas) y Babahoyo (Los Ríos). Está afiliada a la Cámara de la Pequeña Industria de Guayaquil, como actividades de intermediación monetaria. Su gerente, según registros, es Lorenzo Chirau Lema.
Hasta el cierre de esta edición, ninguna autoridad se pronunció. Desde el año pasado, Ecuador tiene una Superintendencia de Economía Popular y Solidaria, que entra a regular, entre otras cosas, a las cooperativas de ahorro. Su titular, Hugo Jácome, fue designado el 5 de junio pasado.
Un año para poner orden
Nadie se atreve a dar una cifra exacta del número de cooperativas en el país. Solo se conoce que desde hace cinco años, las autorizaciones para su operación se emitieron indiscriminadamente hasta registrar cientos de estos núcleos regados por todo el Ecuador.
Según Fredy Pérez, de la Dirección Nacional de Cooperativas, la cuantificación es muy difícil realizarla. “Solo podemos estar seguros de las cooperativas reguladas por la Superintendencia de Bancos. Del resto, el Ministerio de Inclusión Económica (MIES) debía ser el regulador”. Hoy eso se ha traspasado a la nueva Superintendencia de Economía Popular y Solidaria.
El superintendente de Bancos, Pedro Solines, expresó que solo puede hacerse responsable por las cooperativas bajo su paraguas. Pero incluso eso se encuentra en período de transición, ya que todo será remitido a la flamante Superintendencia.
Hugo Jácome, superintendente de la Economía Popular y Solidaria, señaló que todo el trabajo para ordenar a estas entidades tardará al menos un año.
Esto cobija, según cálculos de Jácome, a 39 cooperativas bajo el control de la Superintendencia de Bancos, 900 cooperativas de ahorro y crédito en el MIES, 12 000 bancos o cajas comunales, otras 2 500 cooperativas en el sector no financiero, unas 9500 asociaciones y otras 2 700 comunas. Cada una de ellas tenía hasta el 15 de julio para entregar la documentación a esta Superintendencia.
Federico Cuesta, gerente de la Cooperativa Oscus, señaló a este Diario hace varias semanas, que tras un problema de retiro masivo de depósitos en la Cooperativa Juventud Ecuatoriana Progresista (JEP), el problema era la falta de control.
“La iniciativa de crear cooperativas era válida, pero no tuvo un ordenamiento que se debió considerar desde un inicio”.
NOTA: Por errores de edición publicamos que el problema, hace varias semanas, era en la Cooperativa Jardìn Azuayo. En realidad debimos publicar en la Cooperativa Juventud Ecuatoriana Progresista (JEP). Lamentamos el error.