No solo los grandes exportadores son los principales afectados por la no ampliación de la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (Atpdea). El golpe lo sentirán aún más los transportistas, fabricantes de empaques, pequeños productores, etc., que participan en la cadena de exportación.
fakeFCKRemoveEntre estos últimos se encuentra Agustín Mocha, productor de brócoli del cantón Colta (Chimborazo), quien es parte de la empresa de huertos Gatazo Zambrano. Aunque sigue cultivando con normalidad, él asegura que ya hay preocupación de que se reduzca la demanda de la partida.
“Sabemos que se han fijado aranceles a nuestros productos, lo que les vuelve más caros. Tememos que nos dejen de comprar. En Gatazo somos 110 socios y 100 productores que vivimos solo de los USD 300 que ganamos vendiendo a las exportadoras”.
Antes de que el brócoli llegue a estas industrias es clasificado en un centro especial de acopio, donde laboran cuatro personas y es transportado diariamente por dos personas, que conducen camiones de alquiler. La mayor cantidad del brócoli recolectado se queda en la exportadora Nova.Pero la cadena productiva es mucho más amplia ya que se cuenta también a quienes producen los plásticos para el empaque, las empresas de transporte de productos a puerto, los estibadores, entre otros, que suman 5 000 empleos indirectos.
Un número aún mayor es el de las personas empleadas de forma directa e indirecta en el sector de exportación de flores. “Son 40 000 en cada segmento”, explicó Gino Descalzi, propietario de la firma Fiorentina Flowers.
Se calcula que por cada hectárea cultivada se brinda empleo a 13 personas en la cadena productiva de flor de exportación. Este proceso va más allá del cultivo y la siembra de la planta, ya que están involucradas las personas que venden los patrones (gente de comunidades campesinas), proveedores de fertilizantes y pesticidas, productores de materia orgánica, fabricantes de invernaderos, transportistas, generadores de sistemas de riego por goteo, etc.
A su vez cada uno de estos negocios tiene sus productores que se sostienen gracias al accionar de una sola persona (natural o jurídica) que es el cliente. En el caso de quienes exportan a EE.UU. son los importadores de productos.
“Si se destruye al último eslabón de la cadena productiva (el comprador) esta deja de existir y no tiene sentido seguir produciendo”, afirmó Juan Carlos Palacios, titular de la Corporación de Manejo Forestal Sustentable.
Él asegura que en el sector maderero de exportación, principalmente de tableros contrachapados (que es lo que se vende a EE.UU.), se generan 2 000 empleos de forma directa e indirecta. Estas personas laboran en la cadena productiva que comprende la investigación de nuevas especies, la plantación, las faenas de explotación, el transporte, la industrialización de la madera y la venta interna y externa.
Sin embargo, Palacios dice que es aventurado asegurar que la no ampliación de la Atpdea afectará a todas las personas involucradas en la cadena productiva ya que no solo se exporta a otros mercados, también se vende localmente.
Esta es la misma situación de otras partidas antes beneficiadas por la Atpdea que se exportan al exterior. Pese a ello no se puede desconocer que alrededor del 30% de las exportaciones del país va a EE.UU. y que, de acuerdo con un estudio de Cepal del 2008, la Atpdea generaba en el país un total de 500 000 empleos, entre directos e indirectos.