¿Sabía usted que en el Brasil existen 4 000 empresas gráficas que proveen servicio a una población de 203 millones de personas? ¿Y que en el Ecuador, con 14 millones de habitantes, existe el mismo número de compañías?
En los últimos años, la industria gráfica ha tenido un crecimiento promedio anual del 5%. Actualmente, el número de firmas dedicadas a esta actividad, según los actores del sector, oscilan entre 4 000 y 4 500 empresas en el país. No obstante, conforme los últimos datos del Censo Económico solo se registran 1 991. El mismo Censo revela también que la actividad genera negocios por USD 765 millones anuales.
La explicación de este repunte, según Jorge Naranjo, director de la Asociación de Industriales Gráficos (AIG), se dio por el fuerte gasto público del Gobierno, especialmente en el 2008. “En ese año, todas las empresas pasamos abarrotadas de trabajo. La utilidad bruta sobre ventas llegó hasta el 13,5%. Fue un gran año. Desde ahí, sin embargo, el negocio se ha venido a menos. Hoy, la rentabilidad es menor al 10%”.
Una empresa que vio crecer su negocio es Imprenta Don Bosco, perteneciente a la Comunidad Salesiana. Hasta el 2006, se dedicaba exclusivamente a la impresión de artículos religiosos. Ese año ingresó personal que trabajó en industrias gráficas comerciales, que le dio un giro a la firma.
“Se incursionó en la impresión comercial, sin dejar a un lado nuestra base. A partir de ese momento logramos un crecimiento del 80% hasta la fecha”, explicó Rommel Villacrés, jefe de planta.
Pero, pese al optimismo, el panorama ha cambiado este año. El ingreso del Estado como un actor dentro de la industria, con los trabajos que ofrece el Instituto Geográfico Militar (IGM), la rotativa de diario El Telégrafo y Maxigraf (incautado a los hermanos Isaías), ha hecho que la actividad en varias empresas disminuya.
Ese es el caso de la firma BMK Benchmark, cuyo gerente general, Carlos Cevallos, explicó que su mercado se ha reducido 15% frente a los dos años anteriores. “Es difícil acceder a líneas de crédito, porque es considerado un negocio riesgoso. No hay tampoco créditos específicos para el sector. Tenemos que renovar la maquinaria cada tres o cuatro años”.
A esto se suman los altos costos de las inversiones en equipos nuevos. Con el avance de la tecnología, las inversiones, dependiendo de si es para artesanos o grandes empresas, oscilan entre USD 5 000 y USD 15 millones, solo en maquinaria. Además, se debe importar el 90% de los insumos, lo que implica un desembolso por USD 450 millones anuales.
“Uno de los problemas que tenemos que enfrentar es la imposición del 12% de IVA al papel. Eso representó un 20% adicional en los costos de producción”, explicó el Director de la AIG.
Sin embargo, los problemas que enfrenta la industria contrastan con la creatividad y nuevas opciones de negocio que desarrollan las empresas. La nueva maquinaria, principalmente la digital, ha permitido que se optimicen los tiempos de entrega, realicen mayor cantidad de trabajo y personalicen los pedidos.
Además, se han concretado alianzas entre las imprentas y otras actividades como mercadeo, diseño gráfico, creación de marcas, estrategias de marketing, etc. “La industria gráfica da soporte a otras y con ello se benefician unas 250 000 personas en todo el país”, calcula Mauricio Miranda, representante de Prodedim, que factura USD 800 000 anuales.
Otro punto destacable es la calidad de la impresión. Pablo Cevallos, director del Grupo Memorial, que tiene actividad en varios países de la región, señaló que sus productos se imprimen en Ecuador porque la calidad es alta y los precios aún son menores.
Ahora la industria tiene un nuevo reto: la utilización en sus actividades de materiales amigables con el medioambiente. Según Naranjo, ahora hasta los aceites que se utilizan en la impresión son naturales.
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