Las cajas 17 y 18 de la matriz del Banco del Pacífico en Quito lucían vacías.
Hasta el mediodía de ayer solo tres acreedores del Filanbanco se habían acercado a cobrar su dinero pendiente de pago, luego de la crisis bancaria de 1999.
Los encargados de ambas ventanillas empezaron a atender a otros clientes que, en buen número, hacían fila para depositar, retirar, cambiar cheques…
Desde ayer, según el cronograma del Banco Central, los ex clientes del Filanbanco, que en total suman 33 756, debían acercarse a recibir sus valores. Estos podrán recibir su dinero, previa verificación del recibo original de la acreencia, la cédula de ciudadanía y la papeleta de votación. El pago se realiza en efectivo hasta USD 300. Si el monto es mayor, se paga con cheque.
De esta forma, el Central inició el proceso de entrega de las acreencias a las personas que por más de 10 años esperaron la devolución de sus recursos. Según el presidente del Directorio del Central, Diego Borja, esto beneficiará a 103 350 personas, por un monto de USD 10,7 millones.
Sin embargo, los acreedores no respondieron y hubo poca asistencia a las ventanillas del Pacífico. Según el departamento de Contabilidad de la compañía Conmaco, en Quito, que consta en la lista del Central, se desconocía que el proceso está en marcha y los gerentes, que están fuera del país, tampoco dieron alguna alerta a sus empleados sobre el tema.
Asimismo, al presidente del Colegio de Arquitectos de El Oro, Carlos Espinosa, le cayó “de maravilla” la llamada de este Diario para saber si se había acercado o no a cobrar sus valores. “Qué buena noticia que me da. Realmente desconocía que estaba en marcha este proceso. Ha pasado tanto tiempo desde que teníamos las cuentas en el Filanbanco. Mañana mismo me acercaré a preguntar cuánto tenemos que cobrar”.
El presidente del Banco Pacífico, Andrés Baquerizo, también se vio sorprendido por la escasa asistencia de los acreedores.
“La verdad es que es muy poca gente la que acudió a nuestras ventanillas. Más bien ha sido una jornada informativa. Varias personas se acercaron pensando que les tocaba cobrar, pero parece que no se informaron sobre el cronograma por instituciones. Otras, en cambio, no traían su cédula o su certificado de acreencia”.