En 1997, una suerte de ‘resfrío con síntomas de gripe’ afectaba a la economía ecuatoriana. Dos años después, la congestión se convirtió en ‘pulmonía’ y el futuro económico del Ecuador era incierto.
No había receta para mejorar el estado económico del país. Los 11,8 millones de ecuatorianos estaban por vivir uno de los peores escenarios económicos de la historia republicana.
La inflación anual subió al 31% en 1997 y llegó a 36% al año siguiente; el barril del petróleo ecuatoriano se vendía en USD 15 para bajar a USD 9 en 1998. La economía ecuatoriana enfrentaba un colapso.
Otro dato: el sector financiero atravesaba su mayor crisis y el feriado bancario de 1999 generó la desaparición de 18 bancos privados. Para el 2001 se contaban 20 entidades financieras; antes de la crisis la cifra llegaba a 38.
Este ‘crack’ tenía antecedentes. La guerra con Perú en 1995, el fenómeno de El Niño en 1997 y la caída de los precios del petróleo entre 1996 y 1997 dieron paso al derrumbe de la economía.
Bajo ese panorama empezó el trabajo del Semanario de Economía y Negocios Líderes, en octubre de 1997. En estos 15 años, la publicación de Grupo EL COMERCIO, que presenta una edición especial este 29 de octubre, viene tomando el pulso a la economía ecuatoriana. En los años finales del sucre y en los primeros con el dólar, Líderes empezó a documentar el ordenamiento económico del país.
En este período los indicadores muestran y los analistas coinciden en que dos factores resultaron claves en la economía nacional: el petróleo y la dolarización.
Para 1997 la dependencia del petróleo en las exportaciones totales del país era del 30%; hoy el peso del crudo es de cerca del 50%, según las cifras de Petroecuador y del Banco Central.
En este mismo período, es decir en tres lustros, el precio del barril de petróleo pasó de USD 15 a 90. Y la producción diaria de los barriles de crudo subió de 388 241 en 1997 a casi 500 000 barriles que se extraen actualmente.
Para el analista económico Fabián Carrillo, entre 1997 y este año existe un contraste muy grande. “En 1998 y 1999 hubo un colapso por un entorno económico complicado y por las malas prácticas bancarias. Desde el 2000, se presenta una coyuntura económica internacional favorable para el país que nos ha ayudado, en especial en los últimos seis años”.
Además, dice Carrillo, la implementación de la dolarización resultó vital. “La medida condicionó favorablemente el desempeño de la economía, tanto para el sector financiero como para el empresarial y el consumo”.
Entre 1997 y 1999, la volatilidad en el tipo de cambio agobiaba al ecuatoriano. En 1997 el dólar se cotizó, en promedio, en 3 983 sucres; dos años después, las cifras oficiales hablan de 11 548 sucres por dólar, pero es fácil recordar cómo en 1999 la cotización evolucionaba a razón de miles de sucres en solo cuestión de horas, en un mismo día.
Según Carrillo, las consecuencias favorables de la dolarización llegaron no solo al sector financiero. El consumidor también ganó y hoy tiene mayores posibilidades, puede endeudarse y pensar en bienes durables como vehículos. “Es una mejora muy importante”.
Una opinión similar la tiene el catedrático de la Universidad de Cuenca, Marcelo Vázquez. Él sostiene que la llegada de la moneda estadounidense marcó al país.
En su criterio, la dolarización entró tardíamente. Sin embargo, Vázquez señala que la nueva moneda generó un proceso económico ordenado con relativa tranquilidad para el ciudadano. “Ha permitido al común de los ecuatorianos mantener una posibilidad de crecimiento sostenible, en especial a la clase media”.
El crudo y las remesas son dos variables que también destaca Vázquez. El dinero que envían los migrantes permite financiar la dolarización. En cuanto a los precios del petróleo, este catedrático es directo: “son una bendición para el Ecuador”.
El analista Marco Naranjo refuerza la tesis que habla bien de la moneda estadounidense. Dice que la dolarización vacunó al país contra el ruido político. “La inestabilidad política no contaminó a la estabilidad económica”.
Desde el año que Ecuador se dolarizó (2000), el país ha sumado cinco presidentes. Esa crisis política, dice Naranjo, no afectó al desarrollo económico del Ecuador “y los indicadores así lo demuestran” (ver puntuales).
Hoy, la ‘pulmonía’ de 1999 es un recuerdo. El Ecuador, en palabras de Naranjo, está en un proceso de franca estabilidad económica que no es de ahora sino que se extiende por más de una década.
No obstante, existen tareas por cumplir. Para Carrillo falta disminuir la dependencia del precio del petróleo; también considera que faltan recursos para el sector productivo y cambiar el sentido de la banca pública.
Finalmente, Vázquez agrega a la receta económica dos ingredientes adicionales: incentivar la inversión privada y ofrecer mayor seguridad jurídica.
Indicadores de los últimos tres lustros
La población ecuatoriana en 1997era de 11,8 millones de habitantes. En la actualidad la cifra es de 15,5 millones según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
En 1997, el Producto Interno Bruto del Ecuador fue de USD 23 636 millones; actualmente la cifra bordea los 61 000 millones.
El ingreso anual promedio del ecuatoriano pasó de USD 2 008 a USD 5 012 en los últimos 15 años, según el Banco Central.
Nueve de cada 10 ecuatorianos estaban sin empleo en 1997. Hoy la tasa de desempleo se ubica en 4,6%, según cifras del INEC.
El salario mínimo que recibía un ecuatoriano hace 15 años era de USD 152. En la actualidad el salario básico unificado se encuentra a USD 292 al mes.
La esperanza de vida mejoró. En 1997 el indicador estaba en 72,3 años; hoy se ubica en 76 años, según el Banco Mundial.