5 000 fruticultores pierden sus cultivos

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Una delgada capa de tierra blanca cubre los árboles frutales en el cantón Cevallos, uno de los principales proveedores de frutas para la fiesta ambateña de febrero.

Es la ceniza que arroja desde el pasado 28 de noviembre el volcán Tungurahua. Eso ocasionó que se perdieran 60 hectáreas de cultui frutales.

En ese cantón, la producción de pera, claudia, durazno, manzana y fresa es la principal actividad económica para más de 15 000 habitantes del sector. En noviembre pasado, los técnicos del Ministerio de Agricultura, Ganadería, Acuacultura y Pesca (Magap) evaluaron los daños.

En el informe determinaron que las pérdidas en el sector fruticultor son de USD 402 000. Asimismo, la afectación en la producción agrícola (papas, maíz, arveja) asciende a USD 300 000.

Una de las fincas afectadas es la de Hilda López, vecina del barrio La Florida. Esta mujer sembró plantas de durazno para cosecharlas para la fiesta de Ambato, en febrero próximo.

El dinero provino de un préstamo que gestionó en una cooperativa de ahorro en Ambato. Con el efectivo compró abonos, fertilizantes y pagó a dos jornaleros.

El 28 de noviembre, cuando se reactivó el volcán, empezó la angustia para López y para otros 5 000 fruticultores que también se sienten afectados por el coloso. La ceniza tapó las hojas y los frutos. “Están quemados. No se pueden limpiar porque el polvo se pegó como cemento. No sé qué hacer”, dice desesperada.

Ayer, a las 07:30, con ayuda de su esposo Telmo Ortiz, intentó lavar nuevamente las hojas y los frutos. Con una bomba lanzó agua a presión, pero la ceniza volcánica no se despegaba.

Para esta campesina, la fruticultura es el único modo de vida que conoce su familia. Con este oficio logró educar, vestir y alimentar a sus tres hijos.

En el mismo sector, José Salazar también se lamenta. La ceniza quemó las plantas de frutilla que sembró el año pasado. En su cultivo invirtió los recursos que consiguió de un crédito en el Banco Nacional de Fomento (BNF).

Antes de la caída de ceniza, cosechaba cada semana 40 cajas de 16 kilos cada una. Las vendía en el Mercado Mayorista de Ambato. Ahora solo consigue 16.

“Tengo que escoger las mejores y que no estén quemadas por el material volcánico. En el mercado nadie compra si los frutos están amarillos”, señala Salazar, quien está preocupado porque el crédito deberá pagarlo en 2012.

Y añade: “No solo es mi caso. Hay docenas más. Necesitamos que en el banco nos extiendan el plazo para cancelar. Si no ocurre así, perderé mi propiedad que está hipotecada”.

El alcalde de Cevallos, Bayardo Constante, está enterado del problema. Él teme que la afectación pudo haberse incrementado en las dos últimas semanas, al igual que las pérdidas económicas.

Plantea solicitar el apoyo del Gobierno para crear microempresas productivas familiares. Propone, por ejemplo, la cría de porcinos y la confección de calzado. “Estas son buenas alternativas para salir de la crisis. Estamos en las gestiones”, señala el burgomaestre.

En el centro de Cevallos, los campesinos llegan a diario al edificio de la Unión de Organizaciones de Cevallos. Allí piden prestadas bombas y mangueras para limpiar a presión los cultivos.

Victoria Molina arribó del barrio El Triunfo. Dice que perdió una parte de las 30 000 plantas de frutilla que sembró.

“Los lunes vendía en el Mayorista 40 cajas. Ahora apenas entregó 20”, comenta Molina.

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