Industria licorera opta por diversificarse para competir

Embotelladora Azuaya vendió 15 000 cajas menos en 2016; esto representó una baja de USD 1 millón en sus ingresos. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

Embotelladora Azuaya vendió 15 000 cajas menos en 2016; esto representó una baja de USD 1 millón en sus ingresos. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

Embotelladora Azuaya vendió 15 000 cajas menos en 2016; esto representó una baja de USD 1 millón en sus ingresos. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO

El ingreso de licores sin aranceles desde Alemania, Italia, España, Francia, Portugal o Bélgica, producto de la vigencia del acuerdo con la Unión Europea, es un nuevo reto para los industriales nacionales.

El año pasado, desde esos países ingresaron licores por cerca de USD 3 millones. El 44% correspondió a extractos y concentrados de whisky, el 36% a whisky y el resto a vinos, ginebra, vodka, entre otras variedades.

Si bien el 2016, la importación de licores desde Europa bajó un 31,9% con relación al 2015 por la contracción de la economía ecuatoriana, para este año la previsión es que suba, dijo Jorge Talbot, gerente de Embotelladora Azuaya.

Según él, los licores europeos ya están llegando a menores precios, por lo que se estima que aumentarán las importaciones. Pero cree que este efecto se sentirá más durante el segundo semestre, cuando se eliminen las salvaguardias que siguen pagando estos productos. En la actualidad se cancela entre el 15 y 35% y la reducción es paulatina.

Antes del acuerdo comercial, que entró en vigencia el pasado 1 de enero, las bebidas alcohólicas pagaban un arancel mixto del 1% más USD 0,25 por grado alcohólico.

La industria nacional tiene dos opciones para enfrentar este desafío. La primera es fortalecer la diversificación de productos, una estrategia en la cual trabaja el sector licorero ecuatoriano desde hace cinco años, dice Talbot.

Por ejemplo, Embotelladora Azuaya ya no solo produce el aguardiente Cristal sino también el gin Under, vodkas premium y gama media, el whisky Black Castle e hizo innovaciones en sus aguardientes. Además, bebidas Ready-to-Drink (RTD), que son vodkas combinados con coco, sandía y piña colada y hierbas con guaraná.

Azende también diversificó su portafolio de productos. Elabora el Zhumir 38, una mezcla entre whisky borbón y ron con especias. Además, las bebidas RTD, el whisky Cuningham, los vodkas Liova y ZMR, los rones Capitán Drake y Ronero, el gin Liova y la sangría Venetto.

La Toscana, que cuenta con instalaciones en Cuenca, tiene la misma estrategia. Según su gerente, Nixon Vergara, producen cerca de 100 tipos de licores, entre vinos saborizados, espumantes, cremas, gin y otros. Entre ellos está el vino KKO, que es un merlot al chocolate con cacao ecuatoriano.

Según el titular de la Asociación de Industriales Licoreros del Ecuador, Gustavo Landívar, es una estrategia que aplican las empresas formales del país. En este gremio están nueve compañías, que fabrican las marcas Caña Manabita, Traguito, Gallito, Trópico, Norteño, Paisa, Gran Duval, Fiesta Brava, Zhumir, Cristal y otras.

La diversificación no es la única alternativa, señaló Landívar. También han mantenido reuniones con el Gobierno para la revisión de impuestos como el ICE, que encarecen el licor nacional. "Queremos ser más competitivos".

Landívar dijo que este tributo experimentó un descenso porque hay una baja en las ventas del sector formal. El 2015, el Estado recibió USD 43,70 millones por el ICE a los licores y el 2016 cayó a 34,9 millones.

Talbot aseguró que el consumo de bebidas alcohólicas no disminuyó sino más bien se trasladó al contrabando y a la producción informal, “que no pagan impuestos”.

En el país, 30 millones de litros de alcohol se destinan a la producción de licores. De esa cantidad, solo 3 millones son ocupados por las compañías formales. "¿El resto dónde está?", se preguntó Landívar.

Talbot señaló que la apertura comercial con la Unión Europea también tiene ventajas porque los concentrados y extractos para elaborar bebidas como gin, vodka, whisky… dejaron de pagar aranceles. Según él, eso permitirá reducir los costos de producción.
Perootros componentes siguen pagando aranceles.

Por los corchos se paga 10% de arancel y está prevista una desgravación durante cinco años. Para las botellas es el mismo porcentaje y llegará a cero en 10 años.Si esa desgravación hubiese sido inmediata existirían más opciones para los licoreros nacionales, pues con más competencia los precios de estos componentes podrían bajar, comentó Vergara.

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