70 nacimientos se exponen en el Centro Histórico de Quito

Visitantes miran uno de los 63 pesebres que se exhiben en San Francisco. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO

Visitantes miran uno de los 63 pesebres que se exhiben en San Francisco. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO

Visitantes miran uno de los 63 pesebres que se exhiben en San Francisco. Foto: Armando Prado / EL COMERCIO

Cada uno es un mundo. El más pequeño está hecho en tagua y mide no más de tres centímetros. El más grande alcanza los seis metros.

Sobre los tablones que rechinan con cada paso y entre los muros gruesos y fríos de los conventos y casas patrimoniales del Centro Histórico de la capital, se levantan al menos 70 nacimientos.

El de la iglesia de Santo Domingo representa, además del alumbramiento de Jesús, la unión de una comunidad.

El Belén fue hecho por gente que nació en esas calles angostas y empinadas. Son miembros del grupo Arte con Amor, que llegan de la Loma Grande, de La Recoleta y de San Sebastián y que regalaron su tiempo y talento para que la iglesia tenga esa imagen de la llegada de Cristo al mundo.

Una representación de Quito se levanta a los pies de José y María. La plaza de Santo Domingo, con las casas que la rodean y esa arquitectura tradicional de la Colonia forman parte del pesebre. Diminutos bailarines dan vida al lugar.

El nacimiento de la iglesia de Santo Domingo fue elaborado por los miembros del grupo Arte con Amor. Foto: Víctor Muñoz / EL COMERCIO

La banda mocha, el policía, los recién casados saliendo del templo, el diablo huma, el aguatero y el mismo Cantuña se pasean por la plaza. Las estructuras son de madera. Las figuras, de mazapán.

Las piedras de la plaza de San Francisco también están presentes, al igual que el templo. Cucuruchos forman parte del desfile de Jesús del Gran Poder.

El barrendero, las tejedoras, los otavalos, los paseantes, los estudiantes, un grupo de mariachis y un par de palomas tienen su espacio. La arquitectura es idéntica a la real. Replicaron las dos cúpulas del arco de Santo Domingo, el Panecillo y 16 casas de La Ronda.

Alberto Ávila, de 59 años, maestro de la agrupación Arte con Amor a la que pertenecen 24 personas, cuenta que tardaron cuatro meses en dar vida al nacimiento. Cada detalle fue tomado en cuenta. Lo hicieron en el taller de la Casa de la Virgen, a las puertas de la Loma Grande, donde se dictan clases de escultura y pintura a la comunidad. La mayor parte del Belén fue hecho con elementos reciclados.

Uno de los belenes que se exhiben en el Centro Cultural Metropolitano.. Foto: Evelyn Jácome / EL COMERCIO

Ávila se niega a dejar morir la costumbre de hacer nacimientos. Él y su agrupación se encargan de motivar a otras parroquias a hacer el suyo. Están elaborando belenes para la iglesia de San Juan, la Capilla del Robo, la del valle de San Gabriel y la de El Belén.

En uno de los salones del Convento de San Francisco -que hace cientos de años sirvió de comedor para cerca de 150 religiosos- se exponen 63 pesebres con distintos paisajes y materiales. Unos ambientados en la Costa, otros en Oriente Medio, en México y en otros rincones del mundo.

Hace seis meses se inició en redes sociales una campaña para elegir a los nacimientos que formarían parte de la exposición. Quienes deseaban participar enviaron una foto del pesebre. La creatividad de los artistas despierta la admiración de los visitantes, que mientras caminan y tararean uno que otro villancico que se escucha en el fondo miran los nacimientos.

Hay belenes hechos solo con hojas de plátano, dentro de un coco, en el tronco de un árbol, con yute, espumaflex, madera, tela, vidrio, barro, alambre y otros materiales.

En el museo del Convento de San Francisco se exponen 63 pesebres. Foto: Víctor Muñoz / EL COMERCIO

Los artistas más creativos usaron ramas de canela, otros lo bordaron sobre tela o usaron pelo de choclo.

El pesebre que más llama la atención es el que se levanta en el centro del salón. Fray Víctor Pupiales, franciscano director del Museo y licenciado en Artes Plásticas de la Universidad Central, lo elaboró con materiales propios de la parroquia Caranqui, en la provincia de Imbabura. La paja fue traída de las faldas de uno de los volcanes del sector. Los personajes llevan el vestuario tradicional de la comunidad.

La exposición, que se inauguró el 8 de diciembre, se realiza desde hace 12 años y en esta ocasión, su organización costó USD 5 000. Cada semana llegan en promedio unas 500 personas. Permanecerá abierta hasta el 6 de enero, de 09:00 a 17:30, de lunes a domingo.

En la Catedral comenzaron a montar el Belén esta semana y estará abierto al público que visite el templo durante las celebraciones religiosas.

El Centro Cultural Metropolitano acoge a cinco pesebres hechos con materiales alternativos. Uno de ellos hecho en un zapallo gigante y otro con instrumentos musicales. El nacimiento La fiesta de pueblo tiene personajes propios de barrio. Incluso hay uno elaborado con botellas de vidrio recicladas y otro que muestra a José, María y Jesús como turistas en un parque de la ciudad.

Esta muestra se mantendrá hasta el 6 de enero del 2019 en el Salón Protocolar, de martes a sábado, 09:00 a 17:30 y los domingos de 10:00 a 16:00. La entrada es gratuita.

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