Agentes de la Armada custodian las costas de Manabí. Ellos hacen controles a las embarcaciones de pescadores. Foto: Julio Estrella / EL COMERCIO
La participación de pescadores artesanales en el envío de droga a Estados Unidos y a Centroamérica derivó en otro delito: el tráfico de combustible.
En el último año, las mafias han reclutado a lancheros para que también abastezcan de gasolina a embarcaciones que esperan en alta mar y están listas para llevar el alcaloide.
Agentes antinarcóticos y la Armada advierten que este fenómeno es nuevo y que toma fuerza en las costas.
¿Cómo captan a los lancheros? Personas desconocidas se acercan a los poblados y ofrecen hasta USD 1 000 por un solo viaje, para llevar clandestinamente hasta 50 canecas de gasolina mar adentro.
Esos casos se han reportado en Guayas, Manabí, Esmeraldas, Santa Elena, El Oro, Galápagos y Los Ríos.
Por ejemplo, en Jaramijó, un poblado pesquero de Manabí, esta oferta ilícita comenzó hace ocho meses. Sus pescadores cuentan que los narcos piden entre 20 y 50 canecas de combustible cada semana.
Similar información tienen los guardacostas de Manta.
Ellos aseguran que las mafias pagan hasta 20 veces más de lo que normalmente cuesta el combustible. La gasolina artesanal cuesta USD 0,90 el galón.
Estos datos ya están en conocimiento del Consulado de Estados Unidos en Guayaquil.
En noviembre, el cónsul Andrew K. Sherr viajó a Manabí y se reunió con los familiares de pescadores que están detenidos en otros países. Allí recopiló datos de este nuevo ilícito.
Pobladores de San Mateo, otra localidad pesquera de Manabí, le contaron que la mala situación económica de la pesca hace que los lancheros acepten las propuestas ilegales.
Por dos días en el mar, nuestros familiares ganan entre USD 50 y 80. Eso sí les va bien, pero si la pesca estuvo mala regresan bajo pérdida. En cambio, los narcos les pagan bien y es una plata segura”, dijo al Cónsul la esposa de un pescador.
Agentes antidrogas ya han rastreado el delito y cuentan que los lancheros se abastecen de combustible tanto en gasolineras de las localidades como en las bombas que expenden el combustible para la pesca artesanal.
Los investigadores advierten que en este último servicio cada pescador tiene cupos limitados para un mes. Lo que hacen es tomar todo el combustible asignado y el resto lo obtienen en otras gasolineras.
Los policías conocen que las organizaciones delictivas ayudan a la recolección del material y los lancheros se encargan únicamente del traslado hasta los puntos de abastecimiento.
Los guardacostas indican que a pesar de que el perímetro marítimo es difícil de rastrear por su gran extensión, en el último año han tenido buenos resultados. En uno de los últimos operativos, los uniformados decomisaron 50 canecas de combustible ilegal en el interior de una lancha.
Este hecho sucedió en las costas de Esmeraldas, a mediados de este mes. Los uniformados necesitaron un helicóptero para perseguir a la embarcación que estaba repleta de gasolina. Luego descubrieron que también llevaba 1,3 toneladas de droga. La lancha estaba equipada con tres motores y se sospecha que viajaba a Centroamérica.
Los marinos identificaron que, justamente, el equipamiento de motores especializados en las lanchas que llevan droga hace que los narcos necesiten el combustible.
Además, este ilícito se volvió más seguro para los pescadores, pues corren menos riesgos en comparación con llevar droga a EE.UU.
Las amenazas y extorsiones de bandas delictivas a quienes lograron regresar de los viajes es otro factor que impulsa este nuevo hecho delictivo.
En Esmeraldas, los pescadores admiten tener propuestas de los narcos para trasladar combustible de forma ilegal.
Dos lancheros de esa ciudad contaron que sus compañeros salen como si fueran a pescar.
Incluso llevan las canecas de combustible debajo de las redes de pesca. Entre ellos, se identifican fácilmente quienes hacen actividad ilegal.
Dos aspectos los delata. Primero: solo van tres o cuatro y no 10, como se acostumbra para las faenas diarias.
Segundo: se desvían fácilmente de las zonas de pesca, regresan sin mercadería y en tiempos más cortos.
En contexto
Los primeros casos de pescadores reclutados por narcos para llevar droga aparecieron en el 2015 y hubo un repunte en el 2016. Para entonces, se hablaba de 300 lancheros de Manabí, Esmeraldas, Guayas, Santa Elena y Los Ríos, detenidos en el exterior.