‘Nadie recepta quejas sobre fármacos’
Redacción Sociedad
Cuando un doctor tiene problemas porque un medicamento no causó efecto o provocó reacciones negativas, ¿a qué institución reportan esas novedades?
A nadie. En el país no se hace farmacovigilancia. Cuando los médicos detectan algún problema con el fármaco actúan por sí solos, suspenden la administración del producto y allí termina todo. A veces hablan con la institución que vende la medicina. No es trabajo sistemático, sino episódico.
¿Con qué herramientas deberían contar los especialistas para informar esto?
Lo ideal sería que el médico sepa que existe una página web de farmacovigilancia o un número a donde llamar, pero no hay.
Hoja de vida
Fernando Sempértegui
Su trayectoria. Fue decano de la Facultad de Medicina de la Universidad Central. Es candidato a PhD por la Universidad de Londres. Es profesor de investigación de la Universidad de Boston.
Su criterio. El Director de la Corporación de Biotecnología solicita que las autoridades sean más rigurosas en el control que se realiza a
los medicamentos.
Si existe ese vacío en el Ministerio de Salud ¿qué pueden hacer ustedes como docentes? ¿Qué pueden hacer las universidades?
Hace un par de años, la Facultad de Medicina de la Universidad Central y la Sociedad de Farmacología impulsaron un plan para desarrollar un sistema nacional de vigilancia. La idea era que los médicos pudieran ingresar sus observaciones sobre efectos inesperados en fármacos. Pero fue algo temporal.
¿Qué permitiría al país contar con un sistema de aquellas características?
De esa manera se pueden analizar sistemáticamente los medicamentos y luego se puede decir: este producto, además del beneficio inicial por el que fue patentado, ahora tiene otras ventajas. Pero también puede suceder lo contrario. Decir que un fármaco se calificó para tal beneficio, pero hoy presenta efectos adversos y tiene que salir del mercado.
Y ¿ninguna institución hace este tipo de control?
Este es un tema de alta prioridad para la salud pública y debe ser tratado con todo rigor. Hay una controversia a cerca de la calidad de genéricos. Unos dudan de la calidad y otros opinan favorablemente. Esta controversia tiene que resolverse científicamente. Eso es lo que los médicos llaman la bioequivalencia.
¿En qué consiste ese análisis científico?
En administrar el genérico y el medicamento de marca, que están en controversia, a personas voluntarias sanas. Eso significa que tiene que hacerse un típico diseño clínico de investigación.
¿Qué se lograría al aplicar ese tipo de análisis?
Las personas que reciben los productos genéricos y los de marca son evaluadas para conocer la concentración del producto en la sangre, el tiempo en que esa concentración es máxima y cuando declina. Si me preguntan si en el país se hacen estudios de bioequivalencia mi respuesta es no.
¿Qué hace el Instituto de Higiene Izquieta Pérez?
Realiza ensayos de laboratorio básicos, pero no en personas, sino en máquinas. Allí se comparan las propiedades físicas básicas de los medicamentos.
¿Esos ensayos básicos son válidos para comprobar la calidad del fármaco?
Son válidos únicamente para ciertos productos, fundamentalmente para los que se administran vía oral y se absorben rápidamente. Por ejemplo, el ácido acetil salicílico. Pero cuando se habla de otros medicamentos, cuya absorción es lenta, que debe pasar por todo el aparato digestivo, como un antiinflamatorio o un antibiótico, es necesario someter a ensayos de bioequivalencia en voluntarios sanos.
¿Qué hacer para que eso se cumpla?
En este momento hay un vacío legal. Hace falta un instructivo para ejecutar la Ley de genéricos. Por eso no se ha podido montar el procedimiento de control posregistro. Ha quedado abierto al reclamo de los usuarios. Es importante contar con este instructivo para que se establezca claramente la competencia que deben tener los centros a los que se asigna esta responsabilidad.
¿Qué ha provocado en el país el hecho de que no exista ese instructivo?
Que exista desconcierto, que lo que tenemos en este momento sean criterios en pugna, que hay sectores que hablan muy bien de los medicamentos genéricos y otros que impugnan. Entonces nos encontramos en un vacío.