Redacción Cultura
¿Cuál es el significado de la música sacra?Es una música de alabanza de carácter religioso, que pone relevancia a los textos bíblicos y resalta los valores cristianos. Por ejemplo, puede ser un ‘motete’ o una gran misa o canciones modernas que se utilizan para evangelizar a jóvenes. Para muchos es de tipo académico, formal, que gira alrededor de la iglesia. Hay un dinamismo propio de cómo se percibe a la música sacra. Pero, ¿por qué cree que está vigente?Porque es una manera de promover los valores culturales, históricos, religiosos y también artísticos de los pueblos. ¿Qué se resalta?En definitiva, la identidad de un pueblo, las riquezas heredadas del pasado.
¿POR QUÉ ESTÁ AQUÍ? Su experiencia. Es coleccionista de música antigua, con énfasis en la música medieval y del Renacimiento . Su punto de vista. La música sacra es una parte importante de la historia de nuestros pueblos. Al igual que otras artes ha tenido un lugar muy apreciado y debe ser valorada.
¿De qué época estamos hablando?La codificación y divulgación de la música sacra se inicia en la Edad Media. Es muy importante, sobre todo, en el siglo IV, porque ahí la música ya está incorporada en la vida religiosa. San Ambrosio, obispo de Milán, introdujo la música sacra en las misas. Y en el año 605, bajo el papa Gregorio, se codifican los himnos. El pensamiento musical de esa época siguió en expansión, cada vez más se apreciaron estructuras musicales más complejas y más ricas. En Quito se desarrolla el Festival de Música desde hace nueve años, ¿cree que tenga futuro?Tiene mucho futuro, sobre todo porque se difunden obras no cotidianas. No es una música popular del día a día. Es selecta y esto atrae al público. Son obras bien estructuradas, agradables, que llevan a una consonancia espiritual. Algunas son de grandes compositores, incluso de algunos no conocidos. ¿Qué sugiere que se debe hacer para mantenerla? Lo que está haciendo la Fundación Teatro Sucre es destacable: mantener el festival cada año, con intérpretes importantes, extranjeros y nacionales, como el Coro Mixto Ciudad de Quito y la Banda Sinfónica Metropolitana. Eso mantendrá viva esa llama. ¿Qué falta?Faltaría más difusión. La parte promocional puede difundirse de mejor manera. Es importante que el público vea resultados. La Fundación hace un trabajo maravilloso y se esfuerza para que haya eventos de trascendencia.¿Una opción sería llevarlo a otras ciudades?Eso es importante porque hay que difundir la cultura, las raíces, nuestra historia, el proceso histórico de la música, su desarrollo, todo eso es importante. Y para ello debe existir un grupo humano que tenga los recursos para ir de un lado a otro.¿Cómo inculcar a la gente la música sacra?La gente debe participar con proyectos, pues requieren que alguien les dé ese empuje de vida. La ciudadanía debe ponerse en contacto con las organizaciones y presentar ideas. Hay muchas cosas que se pueden hacer. Hay músicos que pueden explotar instrumentos ancestrales u obras para ser tocadas. Ese motor que va a contribuir con estas instituciones y darle impulso a estas obras. En Europa, la música sacra está viva, ¿cómo fomentarla en las futuras generaciones?Cuando los niños ven a sus padres el gusto por la música llegan a apreciar el valor de lo artístico. Eso despierta su interés. Después, durante su vida escolar y académica, se van contagiando más, especialmente cuando tienen buenos profesores y óptimos planes académicos.¿Cuál es la ciudad que más aprecia la música sacra en América Latina?En todos los países, en donde los gobiernos apuestan al desarrollo cultural, se encontrará que la música tiene un lugar privilegiado. Creo que eso se ha manifestado en Buenos Aires, en México, la Paz y La Habana. Usted, como coleccionista, ¿qué autores aprecia más?Resalto las obras de Estaban Salas porque son pensamientos profundos, bien estructurados. También Leonin, que apareció en la época de las construcciones de las catedrales. También, Alfonso X, el Sabio, con las Cántidas a Santa María. En el Renacimiento, como padre Luis de Victoria, Antonio de Cabezón, John Tavaner. Hicieron obras magnas.