El museo de la Virgen de El Cisne guarda las promesas de sus devotos

Con los regalos de sus fieles, la Virgen de El Cisne se convierte en una de las mayores coleccionistas de vestidos típicos del país. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

Con los regalos de sus fieles, la Virgen de El Cisne se convierte en una de las mayores coleccionistas de vestidos típicos del país. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

Con los regalos de sus fieles, la Virgen de El Cisne se convierte en una de las mayores coleccionistas de vestidos típicos del país. Foto: Xavier Caivinagua / EL COMERCIO

La devoción que tienen los fieles a la Virgen de El Cisne se manifiesta de una forma muy creativa cuando de dar regalos se trata. 

Para ella no bastan las plegarias, las penitencias o incluso los vestidos. En un rincón de su santuario, en la parroquia El Cisne, de la provincia de Loja, se conservan con extremo cuidado las centenas de curiosos obsequios que recibe cada año.

Para entrar a este museo, que se encuentra en la parte baja de la Basílica, hay que olvidarse de la idea de tomar fotografías. Los guías y los policías impedirán cualquier intento de llevarse un recuerdo de este salón, que en esta época atiende en horario extendido para que ningún fiel o turista se quede sin conocerlo.

Con los regalos de sus fieles, la Virgen de El Cisne se convierte en una de las mayores coleccionistas de vestidos típicos del país. Con telas de la mejor calidad fueron confeccionados trajes de montubios, de indígenas de la Sierra como la Chola Cuencana, saraguros y de las etnias amazónicas.

Uno muy especial es el traje de shuar que recibió luego de la guerra de Paquisha, a donde fue llevada la imagen.

Otros trajes poco comunes para una imagen religiosa son los de policía y militar, confeccionados a su medida y con todos los detalles que representan a una autoridad, explica Sandra Cuenca, guía del museo.

También tiene sables, banderines, condecoraciones y llaves de la ciudad. Pero los aproximadamente 1 500 vestidos que forman esa colección son solo uno de los atractivos de su museo, un lugar que desde 1981 guarda los objetos que simbolizan las promesas a la Virgen o la gratitud por los beneficios que sus fieles dicen haber recibido.

Para empezar están los detalles que representan, según los fieles, la gratitud hacia alguna petición concedida. En dos vitrinas grandes se exhiben los “milagros”. Así se conoce a pequeños dijes que simbolizan el favor recibido. Para agradecer por la salud recibida, los devotos dejan piezas de oro o plata con la forma de partes del cuerpo: extremidades, pulmones, corazón...

En otras vitrinas hay regalos muy personalizados, como discos de cantantes nacionales, artesanías que representan una actividad laboral como camarones, banano o cacao. Hay una sección especial con rocas que son llevadas de las minas de lugares como Portovelo o Zamora.

En un amplio espacio están las réplicas de vehículos: buses, taxis, maquinaria pesada...

Fue necesario abrir otra sala para exhibirlos. En el museo también hay objetos que recuerda la historia religiosa de El Cisne, como los primeros altares de la iglesia, de los siglos 17 y 18, la antigua urna en la que era trasladada la virgen, sus primeros vestidos y mantos, entre otros.

Durante agosto, que son los días de la romería, el museo está abierto en horario extendido desde las 06:00 hasta las 21:00. El ingreso tiene un costo de USD 1 para los adultos y 50 centavos para niños y personas de la tercera edad.

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