El Tiempo, GDA
Redacción Mundo
Aunque hay filtraciones más graves que otras, la mayoría de analistas y diarios en los Estados Unidos coinciden al decir que, a largo plazo, las revelaciones de WikiLeaks no tendrán mayor efecto en la política exterior del gigante del norte. Tampoco en su relación con aliados clave.
Muchos diplomáticos, decía por ejemplo The Washington Post, se pondrán colorados de la verguenza por el tono y la caracterización que usaron para describir a sus contrapartes. Pero, aparte de eso, los cables que se han conocido hasta la fecha son más bien “inofensivos”.
De igual parecer es Richard Hass, presidente del Consejo para las Relaciones Exteriores. “El impacto de las filtraciones es limitado pues solo confirman lo que todos creíamos. Que lo hagan de una manera tan explícita es extraño, pero no constituye una crisis”, dice el ex funcionario con mucho roce diplomático.
De hecho, afirma Adam Isacson, de Wola, los despachos, incluso, lavan un poco la imagen de EE. UU. “En América Latina, líderes como Evo Morales, de Bolivia, dicen que Washington tiene planes de realizar golpes de Estado y de dominar la región. Pero, nada de lo que ha salido apunta en esa dirección”, sostuvo.
Dicho eso, los expertos también coinciden en que hay varios casos donde las revelaciones complicarán los intereses de Washington. Uno de ellos es el caso de Pakistán, donde los cables revelan que EE. UU. desconfía profundamente de los militares en el país, los cuales, se sabe, ejercen enorme influencia.
También señalan que le preocupa la falta de seguridad del arsenal nuclear paquistaní. Lo cual, anotan expertos como Daniel Markey, del Consejo para las Relaciones Exteriores, enredará los lazos con un país que es clave para la guerra en Afganistán y donde la percepción de Estados Unidos es muy negativa.
Algo similar sucede en el caso de Corea del Norte, pues los cables sugieren que Corea del Sur ya hace planes para un eventual desplome del régimen. Eso, y el contexto actual de confrontación de las dos Coreas, complicará los acercamientos con Pyongyang. En Yemen, un cable revela que los ataques aéreos que se han venido lanzando contra bastiones terroristas han sido obra de los EE. UU. y no del Gobierno, pese a que las autoridades siempre han dicho lo contrario. Eso, en la práctica, no solo pone en aprietos al presidente Ali Abdullah Saleh, sino que lesiona la cooperación contra Al Qaeda.
En el caso de Latinoamérica, y eso no es una gran revelación, quedó claro que EE. UU. sí ha maniobrado para aislar al presidente Hugo Chávez y a otros líderes de izquierda, pero, al parecer, solo a través de conductos diplomáticos. Pero el impacto más grande a la política exterior no viene de las revelaciones en sí, sino de la entendible desconfianza que se ha sembrado por la manera como los EE. UU. custodian sus secretos.
Pocos, dice Isacson, querrán ahora hablar con diplomáticos de EE. UU. por temor a ser expuestos. Según dijo al Post Carne Ross, ex diplomático británico, más dañino que saber que los países se espían entre sí –cosa que todo el mundo sabe– es precisamente la percepción de que no se puede confiar en EE. UU. “Los diplomáticos se la pensarán antes de compartir confidencias”, afirma Ross. Pero eso, apunta la mayoría, se irá disipando con el tiempo y en la medida en que EE. UU. depure su sistema para evitar más filtraciones.
Otra parte de esta historia es el proceso legal en contra de Julián Assange, por el supuesto delito sexual. Según varios portales web, la historia apareció primero en la revista Newsweek, el 25 de agosto pasado, y fue refrescada y ampliada el 2 de diciembre por el WashingtonBlog. La primera filtración masiva de Wikileaks, los Diarios de Guerra de Afganistán, con 92 201 reportes sobre operaciones militares de EE.UU. redactados por los propios protagonistas estadounidenses, comenzó el 25 de julio de 2010. A los pocos días, estalló el escándalo sobre supuestas “malas prácticas sexuales” del fundador de Wikileaks.
El 22 de agosto The Guardian publicó una nota con este párrafo atribuido a Assange: “Eran las 07:00 cuando un amigo sueco -yo estaba fuera de la red- me contó sobre las acusaciones, dijo Assange al diario Aftonbladet de Estocolmo, que lo ha contratado como columnista: ‘Fue impactante. Me han acusado de diversas cosas estos últimos años, pero nada tan serio como esto’”. En las direcciones: https://bit.ly/ezty3H o https://bit.ly/e05Msh existe información más detallada del proceso.
El próximo martes, las autoridades judiciales inglesas decidirán lo que ocurre con Julián Assange. Él se entregó a la Policía el lunes y Suecia está a la espera de su extradición.