Uruguay empezó la era de Mujica

El ex guerrillero izquierdista José Mujica prometió ayer unidad y políticas económicas ortodoxas. Lo hizo tras asumir la Presidencia de Uruguay en la céntrica Plaza de la Independencia de Montevideo, donde fue aclamado por miles.

“Hoy es el cielo, mañana es el purgatorio”, dijo Mujica, de 74 años, antes de que su esposa y primera senadora, Lucía Topolansky, le tomara juramento en la Asamblea General. En su discurso tras la juramentación en el Palacio Legislativo, Mujica instó a pasar “de la tolerancia a la colaboración” con la oposición porque “unos llevamos los tornillos y otros llevamos las tuercas”.

También prometió mantener una política económica “ortodoxa y prolija”, en la misma línea que la del anterior Gobierno del Frente Amplio. Tras el acto ante la Asamblea General, Mujica y su vicepresidente, Danilo Astori, fueron hacia la Plaza de la Independencia, en un pequeño coche chino adaptado a motor eléctrico, con mano de obra uruguaya.

Mujica y su vicepresidente recorrieron las últimas cuadras a pie, por la avenida 18 de Julio, aclamados por miles de personas. “Vamos Pepe, Pepe con la gente”, coreaban a lo largo del recorrido, en tanto lanzaban ensordecedores gritos de “¡Uruguay, Uruguay!”. Ya en la plaza, en un escenario presidido por la estatua del prócer Artigas, el mandatario saliente Tabaré Vázquez le pasó la banda presidencial y recibió honores militares, en presencia de varios dignatarios extranjeros.

Entre ellos se encontraban el heredero de la Corona española, el príncipe Felipe de Borbón y los presidentes Hugo Chávez (Venezuela), Cristina Kirchner (Argentina), Evo Morales (Bolivia), Fernando Lugo (Paraguay), Álvaro Colom (Guatemala) y Rafael Correa (Ecuador), en silla de ruedas tras una operación de rodilla.

Kirchner y Correa calificaron de ‘muy emotivo’ el discurso de Mujica en la Plaza Independencia, donde se proclamó ‘tremendamente republicano’ y ‘somáticamente democrático’.

La secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, que se entrevistó con Mujica por la mañana, tal y como hizo el presidente colombiano Álvaro Uribe, no acudió a la ceremonia popular y partió a Buenos Aires, donde dormirá antes de continuar su periplo latinoamericano, en Chile.

Clinton, que también se reunió con los líderes de la oposición, con la bancada bicameral femenina, y con Vázquez, dijo que “nos comprometimos a continuar una relación basada en el interés y respeto mutuo”. Sobre su encuentro con Uribe y las relaciones entre Colombia y Venezuela, Mujica dijo que “hay que mediar todo lo que se pueda para enfriar el partido”, porque “a los fierrazos (por la fuerza) no vamos a arreglar nada”. Los lazos con Uruguay “han sido excelentes en el gobierno de Vázquez y así serán durante el mandato de Mujica”, dijo Uribe.

El líder izquierdista prometió un estricto manejo de la economía y un férreo control del sistema bancario, vital para Uruguay, una nación de 3,3 millones de habitantes que vive de la agricultura, la ganadería, el turismo y la inversión de no residentes.

“Una macroeconomía prolija es un prerrequisito para todo lo demás. Seremos ortodoxos en la macroeconomía y lo compensaremos siendo innovadores y atrevidos en otros aspectos”, dijo Mujica. Con el estilo campechano que lo caracteriza, Mujica dijo que pasó la mañana previa “tomando unos mates con la vieja”, o sea, su esposa, la ex guerrillera y senadora Lucía Topolansky.

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