Redacción Siete Días
Algunos repitieron la rutina durante todo el mes, otros improvisaban, según el tiempo y las ganas se acomodasen a los horarios de los partidos. El caso es que todos, o casi todos, nos dimos un tiempo para concentrar toda nuestra atención detrás de una pelota por 90 minutos o más.
Mientras las diversas selecciones del mundo se enfrentaban en Sudáfrica, el ritmo de los puntos de comercio, trabajo o diversión cobraron nueva vida y se vistieron completamente de fútbol.
Ya sea en la guardería mientras los niños pintan, en una peluquería, en la sala de espera de un consultorio, esperando que la ‘casera’ nos sirva un buen plato de hornado, en la calle donde la vereda es ancha y alcanza para todos o en el taller, haciendo un alto a la jornada laboral diaria, todos pudimos vivir la emoción del Mundial a través de una pantalla.
Las experiencias, modalidades y preferencias son tantas como habitantes tiene el país. En el páramo, la Costa, la selva, en las ciudades grandes o pequeñas… así vivimos este Mundial.