Rusia cuestionó ayer, 24 de febrero, la legitimidad de las nuevas autoridades ucranianas, a las que acusó de emplear “métodos dictatoriales”, en momentos en que estas emitieron una orden de arresto contra el destituido presidente Víktor Yanukóvich y pidieron a Occidente una ayuda financiera para evitar la bancarrota.
“Si tenemos en cuenta que las personas que caminan por Kiev con máscaras negras y Kalashnikovs son el gobierno, entonces será difícil para nosotros trabajar con un gobierno de ese tipo”, sentenció ayer el primer ministro ruso Dimitri Medvedev, en respuesta al cambio de mando en Ucrania.
“Es una especie de aberración llamar legítimo a lo que en esencia es el resultado de un motín armado“, agregó, refiriéndose a los europeos, quienes, en cambio, decidieron apoyar a las nuevas autoridades y enviaron a Kiev a su jefa de la diplomacia, Catherine Ashton. La Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE se reunió ayer por la tarde con el presidente interino Olexandre Turchinov y fue a Maidán, la plaza de la Independencia de Kiev, para depositar flores en memoria de las víctimas de la violencia de la semana pasada.
Poco antes, el ministro interino de Finanzas, Yuri Kolobov, dijo que Ucrania necesita una asistencia de “35 000 millones de dólares para el período 2014-2015”. “Hemos pedido a nuestros socios occidentales la concesión de un crédito de aquí a una semana o dos”, declaró, y propuso la organización de una “gran conferencia internacional de donantes con la UE, Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otras organizaciones financieras internacionales”.
Esta petición fue acogida positivamente por el ministro griego de Relaciones Exteriores, Evangelos Venizelos, cuyo país preside actualmente la presidencia rotativa de la Unión Europea.
“Debemos evitar una guerra civil, debemos evitar el colapso financiero y económico del país, y debemos celebrar una conferencia internacional para evitar la quiebra de Ucrania”, sostuvo, desde Budapest.
Paralelamente, los temores por la integridad territorial de Ucrania se multiplican.
Los occidentales temen sobre todo que la crisis de los últimos meses haya ahondado más la brecha entre el este rusófono y rusófilo, mayoritario, y el oeste nacionalista, donde se habla ucraniano. Sin embargo, en el terreno, las regiones más cercanas de Moscú no dan señales de desear una secesión.
Rusia llamó el domingo a su embajador en Ucrania para consultas, y denunció actos de represión “en varias regiones de Ucrania, a través de métodos dictatoriales y a veces terroristas”, así como violaciones a los derechos de la comunidad rusa en Ucrania.
La semana pasada, los enfrentamientos dejaron 82 muertos, una decena de ellos miembros de las fuerzas de seguridad.
El derramamiento de sangre llevó a las nuevas autoridades de Kiev a abrir una investigación criminal por “asesinato en masa de civiles” contra Yanukóvich y otros responsables de su gobierno, ahora bajo orden de arresto, anunció el ministro interino del Interior.
Yanukóvich huyó el sábado del país desde la ciudad oriental de Donetsk con un equipo de guardaespaldas y armas.