Dos días antes de que tengan lugar conversaciones clave en Ginebra sobre la crisis de Ucrania, el gobierno central de Kiev decidió enviar unidades especiales al este del país para hacer frente a los separatistas prorrusos, en una maniobra que despertó advertencias tanto en Rusia como en la ONU.
Al menos cuatro personas murieron en los operativos lanzados por el Ejército ucraniano para recuperar el control de un aeropuerto en el área de Donetsk. La base, según lo reportado por el presidente interino Alexander Turchinov, volvió a estar bajo control oficial.
El operativo de las fuerzas gubernamentales había sido anunciado hoy, martes 15 de abril de 2014, luego de que venciera el ultimátum que exigía a los separatistas que abandonaran los edificios públicos tomados. “El objetivo es proteger a los ciudadanos de los terroristas que quieren destrozar el país”, aseguró el presidente interino de Ucrania en referencia a los bríos independentistas del este, donde se exige ante todo una mayor autonomía para los habitantes rusoparlantes.
Un portavoz de sectores activistas reportó que fuerzas del gobierno dispararon contra las barricadas erigidas a las afueras de la ciudad de Slaviansk y que hombres armados rodeadon la localidad mientras las “fuerzas de autodefensa” se preparaban para un ataque.
El envío de unidades militares “viola las normas legales ucranianas y el derecho internacional”, dijo el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, en Pekín, mientras que el presidente Vladimir Putin se comunicó poco después con el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para advertir que la violencia ejercida por Kiev en regiones del este de Ucrania agudizaba la crisis, según reportaron fuentes del Kremlin.
Putin dijo que “la operación violenta” del gobierno ucraniano recrudecía considerablemente la situación y reclamó que la ONU y la comunidad internacional condenaran “el proceder inconstitucional” del gobierno de Kiev, luego de haber hablado ayer con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, para solicitar que su país evitara un derramamiento de sangre. No obstante, este martes la Casa Blanca dijo considerar justificadas las acciones militares emprendidas por Kiev para aplacar el levantamiento separatista.
“El uso de la fuerza no es la mejor opción. Dicho esto, el gobierno de Ucrania tiene la responsabilidad de garantizar el orden y el respeto a la ley y esas provocaciones en el este de Ucrania están creando una situación en la que el gobierno tiene que responder”, dijo el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, quien llamó a los separatistas prorrusos a “abandonar los edificios que han tomado”.
Las Naciones Unidas también advirtieron desde Ginebra, donde la alta comisionada para los Derechos Humanos, Navi Pillay, solicitó al gobierno de Kiev que reforzara la protección y las garantías a las minorías del país y trabajara por paliar cualquier incitación al odio entre los diferentes grupos étnicos. Pero las advertencias del organismo internacional no estuvieron dirigidas exclusivamente a Kiev, sino también a Moscú, al que se acusa de intervenir en el alzamiento.
Existen numerosos indicios de que “algunos de los participantes en las protestas y los combates (…) no provienen de la región en cuestión y llegaron desde Rusia”, asegura el informe de la ONU, que alerta sobre los paralelismos de lo que ocurre en el este de Ucrania y lo ocurrido en la península de Crimea antes de que fuese anexada por Rusia. Las advertencias se producen poco antes de que este jueves se celebre un encuentro en Ginebra entre los ministros de Exteriores de Rusia, Estados Unidos y Ucrania, junto con la representante de Exteriores de la Unión Europea, Catherine Ashton, en un intento por hallar una vía diplomática para solucionar el conflicto.
Y la firmeza militar parece haberse visto reforzada a nivel internacional por la OTAN, que declaró, pese a que Ucrania no es miembro, que en vista de la crisis pondrá en marcha ciertas medidas en la región.
Tras reunirse con el primer ministro de Luxemburgo, el secretario general de la alianza, Anders Fogh Rasmussen, señaló hoy que la conducción militar de la OTAN propuso una serie de medidas para reforzar su presencia en los tres Estados bálticos Lituania, Letonia y Estonia, así como en Rumania y Polonia. “Algunas medidas pueden ser puestas en práctica de inmediato (…) otras aún deberán ser evaluadas”, destacó.
En tanto, en Moscú, el parlamentario Leonid Sluzki aseguró que Rusia no respaldará el referéndum convocado por los separatistas en Ucrania para el 25 de mayo por considerarlo “ilegítimo”. Sluzki se encuentra en la lista de individuos sancionados por Estados Unidos tras la anexión rusa de Crimea.