El 5 de octubre de 2018, se celebrarán 30 años del triunfo del ‘No’ y el fin de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. Foto: EFE
El dictador chileno Augusto Pinochet esperaba que el 5 de octubre de 1988 fuera su gran día, cuando los chilenos validarían su gestión de 15 años al frente del país desde el golpe de 1973 y le darían luz verde para que permaneciera ocho años más en el poder.
Sin embargo, la historia fue otra. Y 30 años después se recuerda esa fecha como el momento en que los chilenos votaron mayoritariamente en contra de Pinochet como candidato único en ese plebiscito sui géneris, abriendo así la puerta al regreso a la democracia en el país sudamericano.
Ese 5 de octubre se consultó en referéndum a los ciudadanos si, en aplicación de las disposiciones transitorias 27 a 29 de la Constitución Política de 1980, Pinochet debía seguir o no en el poder hasta el 11 de marzo de 1997.
El 54 por ciento de los chilenos que fueron a votar marcó la opción “No“, mientras que 43 por ciento eligió el “Sí” en una papeleta en la que solo se leía bajo el título “Plebiscito-Presidente de la República” el nombre “Augusto Pinochet Ugarte“.
Fue un resultado que inició la cuenta regresiva del fin de la dictadura y gatilló la convocatoria a elecciones presidenciales para diciembre de 1989, que finalmente fueron ganadas por el candidato opositor, el demócrata cristiano Patricio Aylwin.
Tres décadas después de ese hito, al menos tres debates han surgido sobre el 5 de octubre. El primero, de más larga data, se refiere a la discrepancia entre quienes afirman que se derrotó a la dictadura ese día con un lápiz y un papel y quienes sostienen que el fracaso de Pinochet se debió a la lucha del movimiento social y popular durante todos los años que duró ese régimen.
Otro surgió cuando las dirigencias de la Democracia Cristiana y el Partido Radical plantearon organizar el 30° aniversario sin convocar al Partido Comunista, debido a que el PC casi hasta el último momento no quiso avalar el plebiscito planteado por la dictadura y porque había optado por la vía insurreccional contra la dictadura.
Sin embargo, el mayor acto conmemorativo fue finalmente convocado por un centenar de agrupaciones sociales, políticas y estudiantiles. Será una manifestación en una de las avenidas del centro de Santiago donde no habrá intervenciones políticas. La tercera discusión es la surgida en el seno de la actual coalición de Gobierno, en la que dos de sus partidos, Renovación Nacional (RN) y Unión Demócrata Independiente (UDI), estuvieron en 1988 a favor del “Sí“.
El actual presidente, Sebastián Piñera, quien votó por el “No“, conmemorará este 30° aniversario con un sobrio acto en La Moneda, pese a los resquemores de buena parte de la UDI.
“El 5 de octubre de 1988 fue un gran día para la democracia chilena”, escribió Piñera este fin de semana. Cuando ya han trascurrido tres décadas de ese momento, en las que Chile se democratizó y creció económicamente, un sondeo mostró esta semana que el 70 por ciento de los chilenos votaría hoy por la opción “No“. Sólo un 18 por ciento votaría por “Sí“,según la encuesta de Criteria Research.
El plebiscito de 1988 estaba incluido en la Constitución de 1980, escrita por la dictadura, y con su realización se abrieron los registros electorales, pues era necesario estar inscrito para poder votar.
Los sectores opositores al final tomaron la decisión de participar en el juego del dictador y derrotarlo en su tablero. Por eso una de las claves del triunfo del “No” fue la alta inscripción en los registros electorales: lo hizo el 92 por ciento de los mayores de 18 años.
Otro elemento determinante fue el enorme despliegue territorial opositor, con los comandos comunales del “No” y la participación de sus apoderados el día de la votación. Además, fue importante la franja televisiva electoral, en la que cada una de las opciones tuvo 15 minutos durante 28 días.
Se transmitía a las 11 de la noche. Mientras que el Gobierno consideró que no tendría importancia, la oposición, que había estado marginada de la televisión por 15 años, aprovechó ese espacio. El impacto fue total.
Ese miércoles 5 de octubre hubo completa calma y los chilenos fueron desde temprano a votar. Cuando empezó el conteo, el Gobierno dio un primer cómputo: el subsecretario del Interior, Alberto Cardemil, informó que el “Sí” ganaba con el 57 por ciento de los votos pero en el 0,36 por ciento del total de mesas. El nuevo cómputo oficial llegó después de las 22:00 horas.
El 51 por ciento para el “Sí”, pero solo con el tres por ciento de las mesas. La alarma se disparó tanto en la oposición como en sectores afines al régimen.
Así el comando del “No” decidió dar a conocer que, según su conteo, el “No” ganaba en forma incontrarrestable. Pinochet, en su búnker bajo La Moneda, ya entendía que había perdido.
En vista de la tensión, el presidente de Renovación Nacional, Sergio Onofre Jarpa, reconoció en televisión que la tendencia era claramente favorable al “No”. Y poco después, temiendo un intento de Pinochet por desconocer el resultado, el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, Fernando Matthei, declaró: “Parece que realmente ganó el ‘No’, al menos para mí. Lo tengo bastante claro ya”.
En el interior del palacio, Pinochet estaba ofuscado y aseguraba que había sido engañado. Que lo habían traicionado, que le habían mentido. Y al enterarse que Matthei había reconocido el triunfo del “No” se enojó aún más. Fue entonces cuando entendió que no había nada que hacer.
Pasadas las 2 de la madrugada, el subsecretario Cardemil apareció para informar que con el 71% de las mesas, el 53 por ciento de los votos era para el “No” y el 44 por ciento para el “Sí”. Solo entonces los chilenos se pudieron ir a dormir con la certeza de que la dictadura comenzaba a llegar a su fin.