Al menos cuatro muertos dejaron los enfrentamientos entre fuerzas prorrusas de la ciudad de Slaviansk y nacionalistas ucranianos, las cuales incrementaron la tensión en el este de ese país.
El alcalde autoproclamado de esa ciudad, Viacheslav Ponomarev, decretó un toque de queda por el hecho y pidió una intervención de Moscú para “defender a la población de un grupo paramilitar nacionalista ucraniano”.
“El toque de queda entra en vigencia hoy (domingo, 20 de abril). De medianoche a las seis de la mañana está prohibido circular en las calles”, declaró Ponomarev, para quien “solo Rusia puede proteger” a la población local del movimiento ultraderechista Pravy Sektor, mediante el despliegue de “fuerzas de pacificación” en las regiones orientales de Donetsk y Lugansk.
“Están matando a nuestros hermanos. No hablan con nosotros, solo nos matan”.
La ciudad está en estado de sitio por parte del Sector de Derechas, la fuerza de choque durante los disturbios de enero y febrero en Kiev, aseguró el líder insurgente.
La madrugada de ayer, un tiroteo en un puesto de control de Slaviansk, región minera de Donetsk, dejó al menos cuatro personas muertas, entre civiles, prorrusos y asaltantes, de acuerdo al portavoz de la insurgencia y la Cancillería rusa.
En tanto, el ministro ucraniano del Interior, Arsén Abákov, reportó solo un muerto y tres heridos, y viajó al este del país para reunirse con la Guardia Nacional cuyos efectivos han sido desplegados en las regiones orientales rusoparlantes.
El viernes, el Servicio ucraniano de Seguridad anunció la interrupción de la fase activa de la operación antiterrorista en el este del país durante la Pascua ortodoxa, pero los hechos recientes amenazan con la finalización de esa tregua.
La semana pasada el presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió a Kiev con el envío de tropas al este de Ucrania si no respeta los derechos de los rusos y rusoparlantes, aunque apostó por el éxito de las negociaciones de paz en Ginebra.
En Slaviansk, los militantes prorrusos tienen bajo control el ayuntamiento, la Policía y la sede local de los servicios de inteligencia desde hace más de una semana. Esos activistas locales cuentan con el respaldo de hombres armados presentados como grupos de autodefensa, si bien Kiev y los occidentales los acusan de ser tropas de élite de los servicios especiales del Ejército ruso.
Los occidentales acusan a Moscú de haber movilizado 40 000 soldados en la frontera con Ucrania. El Kremlin, por su parte, desmiente cualquier proyecto de invasión del este ucraniano, pese a que Putin cuenta con la autorización del Parlamento de su país para intervenir en Ucrania.
“No sé cuáles son los planes rusos. Pueden utilizar en todo el momento el pretexto de ‘proteger a los habitantes de origen ruso’ al igual que en Crimea”, declaró el jefe de la Diplomacia ucraniana, Andrei Deshchitsia.
Por su parte, Estados Unidos aumentó la presión sobre Moscú para que obligue a los prorrusos a evacuar las administraciones ocupadas en el este de Ucrania en virtud del acuerdo alcanzado en Ginebra durante la semana pasada.