Tierramérica, IPS,
Redacción Mundo
Lo que nos da la naturaleza se da por sentado, pero si sus bienes más básicos desaparecieran, la vida humana ya no sería posible en la Tierra. La cumbre de la biodiversidad tiene la misión de desandar el camino hacia ese despeñadero.
La 10 Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Biodiversidad Biológica (COP 10), que se lleva a cabo desde el 18 al 29 de este mes en la sudoriental ciudad japonesa de Nagoya, con las participación de delegados de 193 países, busca crear nuevos acuerdos internacionales para reducir a la mitad la tasa de desaparición de hábitat naturales.
También poner fin a la sobrepesca, lograr la deforestación cero, eliminar los subsidios perjudiciales y garantizar una agricultura sostenible para 2020, entre otros objetivos.
Si la reunión no resulta exitosa, no será posible cumplir los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, señaló el comisario de Ambiente de la Unión Europea, Janez Poto, en una reunión de alto nivel del foro mundial celebrada el mes pasado en Nueva York.
“Biodiversidad” es un término que se usa para describir la variedad de seres vivos que constituyen la infraestructura biológica del planeta. Muchas veces no se comprende bien hasta qué punto la humanidad depende de los servicios que aporta la naturaleza, sostiene el biólogo ambiental Harold Mooney, de la estadounidense Universidad de Stanford. “Se considera que esos servicios son ‘gratuitos’ y no se los valora en el marco de las actuales estructuras económicas”, dice Mooney.
Un bosque que absorbe carbono, limpia el aire, previene inundaciones y brinda alimentos y combustible, no tiene valor económico sino cuando se lo tala para obtener madera. Eso tiene que cambiar y será “uno de los mensajes más fuertes que surjan de Nagoya”, indica Mooney, que acaba de ganar el Premio Ambiental Volvo, dotado de 200 000 dólares.
“Necesitamos que los ministros de Finanzas y Comercio de todo el mundo comprendan esto”, enfatiza.
No se entendió así hace ocho años, cuando los estados miembro del Convenio se comprometieron a lograr una reducción de la pérdida de especies para 2010, Año Internacional de la Diversidad Biológica. Con excepciones ínfimas, las extinciones de especies aumentaron, en vez de decaer. Casi la cuarta parte de las especies vegetales corren riesgo de extinguirse, las poblaciones de corales y anfibios se reducen, la cantidad de vertebrados cayó un tercio en los últimos 30 años.
Si no se frena la destrucción de la naturaleza, la humanidad podría perder por año miles de millones de dólares, advierte un informe que otorga un determinado valor a los ecosistemas e insta a los países a incluir estas cifras en los cálculos económicos nacionales. Según el estudio, los insectos ofrecen cada año servicios de polización por un valor de 153 000 millones de dólares. Los arrecifes de corales generan anualmente ingresos, alimentos y otras ganancias por 172 000 millones.