La policía brasileña arrestó hoy 12 de febrero a un joven de 22 años, quien supuestamente lanzó la bengala que causó la muerte a un camarógrafo de la red televisiva Bandeirantes que cubría los enfrentamientos entre policía y manifestantes durante una protesta el jueves pasado en Río de Janeiro.
Alcanzado en la cabeza por el artefacto, el reportero Santiago Andrade falleció este lunes a raíz de las graves heridas sufridas. El sábado, la policía identificó a uno de los autores del ataque: un joven de 22 años que admitió que llegó a tener en su mano el explosivo, pero aseguró que se lo entregó a otro manifestante.
En su testimonio, el joven denunciado como coautor del ataque, afirmó que la bengala fue lanzada por ese segundo manifestante, quien fue detenido en la madrugada de este miércoles en una ciudad del nororiental estado de Bahía, hacia donde había huido.
El comisario encargado del caso, Mauricio Luciano de Almeida e Silva, informó en la rueda de prensa que el joven Caio Silva de Souza se negó a admitir o rechazar las acusaciones. Sin embargo, en un rápido diálogo con una reportera de la TV Globo, el muchacho admitió que prendió fuego a la bengala, aunque aseguró que no tuvo intención de herir a nadie y que se imaginaba que se trataba de un artefacto de menor potencial explosivo.
La muerte del camarógrafo de la TV Bandeirantes generó una gran conmoción en Brasil, y llevó el secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, José Mariano Beltrame, a pedir al Congreso que apruebe una ley para castigar con más rigor a los responsables de actos de violencia durante las protestas que desde junio de 2013 sacuden Brasil casi a diario.
El lunes pasado, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, también condenó los actos de violencia atribuidos por la policía a seguidores del movimiento ‘black blocs’, que defiende ataques a bancos, tiendas y otros símbolos del capitalismo. “No es admisible que las protestas democráticas sean desvirtuados por quienes no tienen respeto por vidas humanas”, afirmó la mandataria en su cuenta en Twitter.
Según Rousseff, “la libertad de manifestación es un principio fundamental de la democracia y jamás puede ser usada para matar, herir, agredir y amenazar vidas humanas, ni tampoco para destruir patrimonio público o privado”.