En Damasco, más gente se veía en las calles después del cese al fuego acordado en la tregua entre el Gobierno y la oposición. Foto: EFE
El sonido de los bombardeos y el disparo de proyectiles de mortero no se ha apagado del todo hoy, 27 de febrero del 2016, en las dos principales ciudades sirias, Damasco y Alepo, ya que se han registrado algunas violaciones a la tregua que arrancó esta noche y que los ciudadanos observan escépticos.
Después del mediodía, varios cohetes impactaron en la plaza de los Abasíes, en el corazón damasceno, sin que las Fuerzas Armadas respondieran a los grupos que los lanzaron desde los bastiones opositores de Duma y Yobar, en el extrarradio.
No obstante, Damasco amaneció hoy sin el ruido “habitual” de los cohetes.
El empresario Mohiedin Mohamed, de 41 años, tiene pocas esperanzas de que el cese de las hostilidades progrese.
“Después de cinco años de asesinatos, dificultades económicas e intentos similares fallidos, no creo que esta vez vaya a funcionar”, auguró en declaraciones a Efe, mientras se fumaba una pipa de agua en un café de Damasco.
Recordó que las autoridades han estado esperando sin respuesta a que Jordania les aclarara cuáles son los grupos que van a ser clasificados como terroristas ante el Consejo de Seguridad de la ONU: “No parece que lo vaya a anunciar pronto, así que cómo vamos a interpretar esta tregua sobre el terreno”, reflexionó.
“Me temo que esto va a ser una pérdida de tiempo a expensas de los sirios”, lamentó incrédulo Mohamed.
En las calles de la capital siria apenas se notaba hoy entre la población algún cambio de comportamiento, ya que la gente ha proseguido con sus rutinas diarias, que tampoco suele alterar en las jornadas de más violencia.
Según ha podido constatar Efe, incluso en los días con más ataques los ciudadanos volvían a salir a la calle media hora después de los mismos.
La ingeniero Samira Ahmad, de 32 años, es más optimista que Mohamed respecto a la tregua. “Podría ser el comienzo de una salida positiva (al conflicto). Por fin, hay un entendimiento entre Rusia y EE.UU. después de años de enfoques variados. Ahora los dos se han sentado y han acordado una línea conjunta”, indicó a Efe Ahmad, que se dirigía a un hospital para ver a una amiga herida en un atentado la semana pasada.
Ahmad se refería al acuerdo entre Washington y Moscú para el cese de las hostilidades en Siria, que primero fue alcanzado por las dos potencias antes de que el Gobierno sirio y la oposición lo aceptaran.
Un ambiente similar al que se respiraba hoy en Damasco se encontraba en la mayor urbe del norte del país, Alepo, antaño la capital económica de Siria y ahora devastada por los enfrentamientos y bombardeos.
Esta localidad está actualmente divida en barrios en manos de las autoridades y otros controlados por la oposición.
Desde los distritos opositores de Alepo, el activista Mohamed al Heddi dijo a Efe por teléfono que la “situación es buena hoy, no hay ningún avión sobrevolando la ciudad”.
No obstante, los vecinos de Alepo viven esta jornada como otra cualquiera. “No hay mucha diferencia, lo único es que hay más seguridad, se ve un poco más de gente por la calle, pero tampoco mucha más, supongo que si la tregua sigue y se respeta mañana o pasado saldrán más”, predijo.
El portavoz del Consejo de la Provincia de Alepo Libre, Abu Zaer al Halabi, subrayó a Efe por vía telefónica que su organismo, que se encarga de la administración de las zonas en poder de la oposición en la provincia, no ha constatado ninguna violación al alto el fuego.
Sin embargo, “hay una calma tensa”, remarcó Al Halabi, quien señaló que no se ven rebeldes en las calles de la población porque siguen desplegados en los frente de batalla.
Pese a que Al Halabi apuntó que hoy no se registraron violaciones a la tregua en Alepo, la principal alianza política de la oposición, la Coalición Nacional Siria (Cnfros), denunció este sábado el lanzamiento de seis barriles de explosivos por helicópteros gubernamentales en el distrito de Beni Zeid en esa población.
Sea como fuere, todavía es pronto para vislumbrar cómo evolucionará esta tregua, que puede suponer una oportunidad para los sirios de volver a una vida sin violencia.