Luis Guillermo Solís, un profesor universitario de 55 años electo presidente de Costa Rica por abrumadora mayoría, pasó del anonimato y los pronósticos adversos de las encuestas, a encarnar la voluntad de cambio de los costarricenses, cansados de la política tradicional.
“No me maten de amor, que aún tengo mucho trabajo que hacer” , pidió Solís a una masa de seguidores enfervorizados que este domingo lo estrechó casi hasta la asfixia en el centro donde emitió su voto. Hace cinco meses no lo conocía “ni el gato” del vecindario, según sus propias palabras.
Solís recibió un aplastante 77,9% de los votos frente al oficialista Johnny Araya, la mayor cantidad con que haya sido electo algún presidente en la historia de Costa Rica, equivalente a un 1 029 000 votos, superando su propia meta.
Hijo de un zapatero y una educadora, Solís se convirtió en pocos meses en figura de la política costarricense, dominada durante décadas por el gobernante Partido Liberación Nacional (PLN) y otra agrupación política.
El nuevo presidente, que asumirá el 8 de mayo, tiene una licenciatura en historia de la Universidad de Costa Rica (UCR) y una maestría en Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad de Tulane, de Estados Unidos.
Fue investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) , director del Programa de Estudios Políticos Centroamericanos y director regional de la Secretaría General Iberoamericana (Segib) .
Sereno y de sonrisa fácil, Solís recogió adeptos a su paso con un discurso convincente, pero su mayor atractivo, según sus seguidores, es la calidez en el trato.
Emprendió su carrera hacia la Presidencia ganando ajustadamente la convención del Partido Acción Ciudadana (PAC) para postularse a candidato, pese a que los sondeos no le daban ninguna posibilidad.
Ya como aspirante presidencial aparecía en las encuestas para las elecciones del pasado 2 de febrero, con porcentajes dentro del margen de error, entre 2,5 y 3%.
Pero sorpresivamente ganó con 30,6% de los votos entre un abanico de 13 candidatos, mientras que el candidato del PLN, Araya, que era el favorito, quedó en segundo lugar con 29,8%. Ninguno obtuvo el mínimo del 40%, lo que obligó al balotaje.
Una encuesta de la UCR divulgada el 5 de marzo reveló que, para la segunda vuelta, Solís aventajaba a Araya por 43 puntos. Ese día, el oficialista se retiró de la campaña, aunque la Constitución prohíbe la renuncia a una candidatura presidencial.