La megalomanía es una patología en la que se manifiestan los delirios de grandeza de un individuo. Los instintos guerreros de Vladimir Putin, presidente de la Federación Rusa, el remanente oligárquico de la URSS, son examinados por uno de los psicoanalistas más prestigiosos del país, Rodrigo Tenorio.
La historia tiende a ser un compendio de guerras. El hilo conductor es que los megalómanos juegan con la muerte.
Desgraciadamente, la megalomanía ha sido la causante de casi todos nuestros males, incluyendo los de nuestro pequeño país. Aquí nos hemos ido al suelo por los megalómanos y seguimos teniendo problemas por ellos. La megalomanía a ratos bordea una posición delirante, porque el megalómano ya no tiene límites.
¿Cuál es el límite de Putin?
No lo sabemos. La megalomanía crece siempre como un hongo inmenso, y esta victoria pírrica contra Ucrania le va a dar mucho más en qué sostener su megalomanía.
¿Estamos ante una persona con trastornos?
He estado hurgando en algo de sus antecedentes para ver si hay un trauma por ahí. Como Hitler fue violado cuando era niño. Un trauma del tipo que sufrió Hitler explica, de alguna manera y en parte, su conducta posterior, pero realmente no he conseguido nada especial. Todo lo contrario, más bien parece siempre un hombre muy culto, luchador, seductor y con mucha suerte.
Debe ser porque era agente del KGB y borró su pasado. ¿Quizá ahí está la megalomanía también?
Vladimir Putin es víctima de la megalomanía. Y es un megalómano en todo. Puede ser absolutamente abierto, tanto en las bondades como en las tiranías y en las crueldades. La megalomanía en él está en el orden del bien y en el orden del mal. Así como puede ser un héroe del bien, es también el héroe infame del mal.
¿Para ir por la Presidencia, un candidato debería presentar un test psiquiátrico?
Desgraciadamente no hay test alguno que vaya a descubrir lo que está muy bien ocultado. Estas personas no son débiles mentales, para que se abra lo suyo. Putin ha aprendido cómo echar llave a sus secretos personales, agreguemos que es una de las personas más millonarias del mundo y si añadimos su posición perversa, ese conjunto hace que piense que está sobre el bien y el mal. Él no se pone a juzgar en la balanza de la justicia. No. El bien o el mal los decide él. Eso hace cada vez más grave la situación.
¿Y por qué se desarrollan este tipo de patologías?
Comúnmente se originan en la niñez, por eso fui al caso de Hitler, que fue abusado sexualmente en la niñez. Alguna historia debe tener Putin, no la conocemos, no sé si alguna vez la llegaremos a conocer, pero estas cosas no se improvisan. Es decir, no vamos a pensar en Martin Luther King armando una guerra mundial. No. Los historiadores tendrán que ir y buscar lo que realmente da origen a esta hecatombe es en la persona de Putin como para producir esta guerra infame. Además, no está contento con lo que está pasando: quiere más destrucción. Dijo que solamente se atacarían los lugares en donde estaba militares, este rato no deja nada en pie. Porque la guerra es entre iguales: tú eres soldado, yo soy soldado y nos matamos; pero los civiles no son soldados, las casas de los civiles no son cuarteles y Putin está destruyendo casas de gente pobre, y bien apuntado para que desaparezcan. Eso es perversión absoluta.
El problema es que esa perversión de la que habla puede escalar en el tiempo.
Ese es el gran riesgo. Esto va de menos a más. Al comienzo estuvo… así, como temeroso. Hoy, como vio que Europa no le ha respondido, entonces es el dueño de la película y para él, viva la fiesta es viva la muerte, viva la destrucción, viva la aniquilación. No ha tenido, de lo que yo le he escuchado, ni media palabra para ofrecer disculpas a los inocentes. Para él no hay inocentes.
Unos días antes de la invasión, se lo nota hasta un poco inseguro. Pero después de la invasión fue otro…
Ahora está muy seguro. No tiene ningún impedimento social ni ético. Está sobre el bien y el mal y eso es lo perverso. Nunca, de lo que le hemos oído, se ha lamentado de las muertes. Putin es un poco Nerón tocando la cítara mientras incendiaba Roma. Para él la guerra es una diversión perversa por supuesto, pero es su diversión. Seguramente, disfruta mucho de ver la destrucción.
¿Es posible que un megalómano llegue a cambiar?
Siempre es posible cambiar. Pero en el nivel en el que se halla su desarrollo personal y político, veo muy difícil que cambie. Puede ceder, que es otra cosa. Lo que quiere es tomarse Ucrania y otros países para que se postren de rodillas y le rueguen.
Rodrigo Tenorio Ambrosi
Nació en Cuenca en 1942. Es doctor en Psicología Clínica y se especializa en psicoanálisis y psicoterapia. Ha sido profesor en la Facultad de Psicología de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) durante 30 años.
Ha dirigido 25 investigaciones socioculturales. Ha publicado 20 libros y dos colecciones sobre sexualidad y jóvenes. Fue articulista del diario Hoy.